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25 de Octubre, 2018.

Iba a la casa de mi amigo cada jueves que su madre preparaba jjigae kimchi; y ese hubiera sido el plan de ese día de no ser por que Jung Jae Chan tenía unos completamente diferentes. 

Se había plantado en mi departamento hacía más de una hora a llorar porque su novia le había dejado, y no es que no me importara, es que su novia le dejaba muy a menudo...

Yo no era capaz de decirle cuan inoportuno estaba siendo, de solo imaginarme a mi amigo yéndose porque le había echado me hacía sentir culpable; sin embargo, realmente quería irme. Por algún motivo hoy más que nunca estaba deseoso de visitar a ''mi otra familia'', como si hubiera pasado mucho tiempo desde que lo vi en lugar de solo una semana. 

¿Qué semana? ¡Lo había visto hace poco! Hace...¿Dos días? Espera, ¿Cuándo lo he visto yo?

—Oye, no estás escuchándome—La voz de Jae Chan hizo difuminar cualquier pensamiento que hubiera tenido en el momento, ahora solo podía ver su cara regordeta con muecas de cachorro regañado y lágrimas empapando cada rincón de sus mejillas. 

—Oh...Yo...—Me había pillado distraído, ¿cómo salir de eso? ¡Me había pillado siendo un mal amigo!—Lo siento, Jae Chan.

—Descuida,—Dijo con el tono más lastimero que escuché en mi vida—No es culpa de nadie que yo no sea importante...

—Oh, no digas eso—Me apresuré a alcanzarle otro de los tantos pañuelos que ya había esparcido por el suelo—Eres un amigo muy valioso para mí, solo estoy un poco distraído porque tenía otros planes para hoy—¿Esa era mi manera de hacerlo sentir mejor? Realmente carecía de la habilidad de mentir—Realmente me siento muy mal de hacerte sentir así. 

—Ya, ya, ya—Comenzó mientras gesticulaba con una mano y se secaba las lágrimas con la otra—No hay quien se enfade contigo; yo no he hecho nada ahora pero me haces sentir mal cuando pones esa cara. 

—Lo si...

—No digas lo siento.—Me interrumpió. 

Guardé silencio al son de una sonrisa cansina. Si reconocía que el chico mantenía una relación a base de rupturas constantes, no significaba que no me sentía terriblemente mal de verlo de ese modo; él era alguien muy sensible aunque costaba imaginarlo si tenías en cuenta su porte y apariencia. 

—Oye,—El chico me miró al instante, con pocos ánimos y con las lágrimas a punto de soltarse de nuevo—¿Por qué no vienes conmigo?

—Está bien.—Respondió al instante. 

Lo miré un tanto confundido, sin esperar tal respuesta de él en una situación así, tal que acabó por hacerme reír.

—¿Sabes a dónde iré?—Le pregunté cuando este se ponía de pie, incentivando aún más la gracia que le tenía. 

—No,—Respondió simple—Pero no quiero estar solo. 

—Está bien entonces—Me paré al igual que él, enormemente aliviado de encontrar predisposición para estar mejor por su parte; a veces animar a alguien no resultaba tan fácil como esta ocasión.—Debo ir a casa de un amigo; su madre prepara el mejor jjigae kimchi que hubiese probado en la vida.

—¿Cómo se llama tu amigo?—Quiso saber. 

—Es...—Mudo...—No lo sé.

—¿Cómo no vas a saber su nombre? ¿Es porque no quieres que vaya contigo? Solo dímelo. 

De pronto había olvidado el nombre de él; pero era esa frustrante sensación de tenerlo en la punta de la lengua, de que se hubiera borrado en un santiamén de tu memoria. 

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⏰ Last updated: May 29, 2020 ⏰

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