Conclusión.

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Desde ese día comencé a pensar no solo en mí, sino en tratar de servir en está vida a los demás.

Aprender a no escuchar comentarios, a vivir mí vida, tener una gran seguridad y firmeza en mis decisiones y tratar de buscar mí felicidad y la misión que Dios me encomendó.

Dos palabras revolucionarias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora