Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Me removí en mi cama debajo de mis sábanas de seda. Amaba despertar con un perfume femenino inundando mi olfato. Y más si ese perfume era el de Rocío. Amaba su olor, aunque no sabía cuál era su fragancia. Moví mis manos para abrazarla, pero ella no se encontraba a mi lado.

Terminé de despertarme con un sobresalto. Rocío siempre despertaba conmigo. Nunca se iba antes. Me levanté y corrí al balcón justo para ver cómo se iba con paso apresurado. ¿Por qué se había ido? Ella amaba el sexo que yo le hacía. La sentía retorcerse del placer debajo de mis brazos...

–¡Cariño!

La dueña de una chillona voz abrió mi puerta de un golpe. Seguramente media Casa ya se despertó. Me masajeé las sienes. Lo que estaba por venir sería muy frustrante.

–Debemos ir al sur –dijo, sonriente–. Tu padre seguramente está en su lecho de muerte. Hay que ir cuanto antes.

–Mamá –la miré fijamente. Estaba comenzando a irritarme y eso que apenas comenzaba el día–. Creo que tienes algo de esperma en tu mejilla. ¡Te dije que no follaras con mis chicos!

**

Estaba de pie frente a la entrada de La Casa de Los Hermanos. Estaba viendo como mis chicos limpiaban los ventanales. Me agradaba ver el brillante resultado.

Mi hermosa y sospechosa novia apareció en mi campo de visión. Normalmente sonreía risueña cada vez que me veía, pero esta vez venía con algo de seriedad. Sí. La conocía lo suficiente como para saber que esa media sonrisa en su rostro era falsa.

–Ya vine –dijo, mientras se detenía frente a mí. Yo le sacaba una cabeza de altura. Era menuda a mi lado, aunque ella era alta–. ¿Qué pasa?

–Pasa que te fuiste esta mañana sin despedirte –ataqué. Ella dejó de hacer contacto visual–. ¿Hice algo que no te gustó? Normalmente si eso pasa, me lo dices al instante. Eres de las que no se guarda nada –ella puso los ojos en blanco.

–¿Acaso estás dudando de tus habilidades en la cama? –Cuestionó con sarcasmo.

–Rocío, en estos días has estado muy extraña. No olvides que me especializo en la actitud de las mujeres.

–Créeme que eso es lo que menos amo de ti –agregó. Pasó la mano por su cabello negro. Usualmente lo teñía de colores, pero en estos últimos meses ha decidido mantenerlo de color negro–. No pasa nada, Alex –suspiró con cansancio.

–Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿verdad? –Extendí mi mano para tomar la suya, pero ella la movió en un gesto de que le picaba la cara.

Casi pude ver algo de odio en su mirada.

Cuando estaba decidido a preguntarle cuál era su maldito problema, mi exasperante madre vino a joderme el momento.

Al llegar, miró a Rocío de arriba abajo. Mamá estaba vistiendo, nuevamente, un vestido ajustado, pero esta vez era de color rojo pasión. Decidió que seguramente los tacones iban a molestarla y decidió colocarse unas botas marrones. Eran casi del color de su cabello. Seguía estando maquillada excesivamente y sus labios eran del mismo color del vestido. Rocío, por otro lado, vestía un vestido negro sencillo con los hombros al aire y resaltando un poco su escote, sin llegar a la exageración. Rocío no usaba maquillaje, a excepción de un lápiz labial rosa y delineador negro de ojos.

Podías ver la diferencia clara entre estas dos mujeres. Y también podías ver claramente el choque eléctrico entre sus miradas.

–Mamá, ella es Rocío –mi novia clavó su mirada en mí, obviamente sorprendida de que llamara mamá a esta mujer que parecía ser más bien una de mis conquistas–. Rocío, ella es mi madre –ambas damas se dieron las manos y repitieron sus nombres.

Magos de Mina Extra: Ataque a La Casa de Los Hermanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora