Coffee

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Haechan bebió otro sorbo de su taza de café.

Amargo.

Busco entre su maleta en busca de los sobresitos de azúcar los cuales solía cargar siempre con él cuando estaba en la escuela. Pero sabía que no encontraría nada.
Suspiró cansado antes de entrar al salón. El muchacho no recordaba cuando había sido la última vez que había dormido más de dos horas. Extrañaba dormir.

Si le hubieran dicho que una beca en Japón haría que su vida fuera tan difícil... La habría aceptado de igual forma, era una gran oportunidad para su futuro.

Unos meses después de su graduación, le había llegado una carta; gracias a sus notas y buenas referencias había ganado una beca completa para estudiar en Japón. La carrera que él deseara.

Así que había elegido Ciencias Sociales, la rama de la licenciatura en Historia.
Su familia le había reprochado aquello, podía estudiar medicina, ingeniería, algo que "valiera la pena", según ellos.
Pero DongHyuck no iba a hacer algo que no le apasionara.

El chico agradecía que la beca le diera subsidios, porque su familia le había dejado de dar dinero apenas había hecho su matrícula. Pero aún con ese dinero de ayuda, no era suficiente y el muchacho debía trabajar medio tiempo en una cafetería de Nagoya.

Así que, o estaba estudiando o estaba trabajando. ¿Dormir? ¿Qué era eso?

Se sentó cerca a la ventana, y descargo su bolso sobre la mesa, para luego acomodarse sobre él, recostado su cabeza. Aún faltaban 15 minutos para que empezara la clase. Quizás podía dormir un poco.

Habían pasado dos años desde que llevaba aquella rutina y aún no se acostumbraba, no se acostumbraba ni al amargo del café y extrañaba el dulce del azúcar pero su doctor le había pedido - obligado - a que bajara el consumo de esta.
Extrañaba un poco más Seúl, extrañaba que sus padres le hablaran con normalidad, sin la necesidad de criticar su carrera, extrañaba el colegio. Nunca creyó pensar eso.

Y quizás extrañaba a su profesor.
De todas las cosas que extrañaba, John Suh encabezaba la lista.

DongHyuck recordaba que, poco después de recibir la beca lo había buscado para darle la noticia; John era como su amigo y más que eso, y de verdad quería decirle que tenía la oportunidad de estudiar en el extranjero, quería que el mayor se sintiera orgulloso de él y le sonriera de esa manera la cual hacía que su corazón danzara. Pero cuando lo busco simplemente le dijeron que se había trasladado.
Entonces Haechan se mudó a Japón y el último recuerdo de John fue verlo salir del salón aquel último día.

Pero así era la vida.

—Haechan. —alguien empezó a darle golpesitos en la cabeza y el moreno abrió los ojos poco a poco, hasta encontrarse con la mirada Mina—el profesor ya casi va a llegar, será mejor que despiertes.

El muchacho asintió, parpadeando repetidas veces.

—¿No pudiste dormir de nuevo? —le preguntó la Japonesa, Haechan le dio un asentimiento con la cabeza—bebé, eso te está haciendo daño.

El chico se encogió de hombros—Necesito conservar mis buenas notas y también debo trabajar. —contestó con voz ronca.

No le quedaba de otra.

Su amiga le dió la razón, y le dijo que ella podía reemplazarlo en el trabajo para que descansara. Poco después entró su profesor de Historia Contemporánea y el chico hizo lo posible pasa salir del limbo y prestarle atención a cada una de sus palabras. El idioma japonés y el sueño no son una buena combinación para él.

Un poco de azúcar para el café [Johnhyuck] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora