CAPÍTULO II

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-hay alguien afuera- interrumpió la más grande de las dos muchachas y se levantó de su asiento, la mujer más grande la imitó y a paso apresurado se dirigió a la puerta principal, abrió la puerta y soltó un fuerte suspiro, el intruso terminaba de subir los escalones del umbral y procedía a dejar la maleta en el suelo para tocar el timbre, sus ojos se desviaron hacia la puerta dejando ver el verde intenso de sus pupilas, su nariz afilada y unos labios rosados en forma de corazón, al enderezarse y mostrar su estatura real de dio a notar que la mujer podría llegarle a su hombro

-Harry- murmuró la señora sin poder creerlo

-yo, buenas noches, solo, yo...- no podía hilar una frase coherente pero no pudo decir más ya que la mujer lo abrazó con lágrimas en los ojos, lloró en su pecho y demostró ser un poco más baja de lo que se notaba

-Tía Clarie- solo pudo pronunciar, la mujer liberó de su agarre al muchacho y lo tomó de ambas manos

-me alegra tenerte aquí- se regocijó y quiso tomar la maleta del suelo

-no, yo lo hago- intervino el oji-verde, la mujer lo empujó hacia adentro de la casa y se encontraron con los tres hombres y las dos jóvenes

-está aquí- anunció Clarie con una sonrisa

-Buenas noches, soy Harry Styles- saludo sin mucho animo

-bienvenido, soy Elith Styles pero puedes decirme Ely- saludó la aparente adolescente de manera algo coqueta, a decir verdad Harry no era para nada feo, todo lo contrario, podía ser catalogado como un intento de dios griego por sus facciones tan afiladas y marcadas pero no pareció interesarse en la joven de delgado cuerpo, busto mediano, cabello castaño oscuro, casi negro; ojos marrones, cintura un tanto pronunciada y rostro aún aniñado, no le creerían si dijera que tiene 20 años ya.

-un placer- terminó la conversación de tajo quitándole interés con aquella afirmación

-Louis, un gusto- interrumpió el más bajo de los hombres, de ojos azules y cabello corto algo revuelto.

-Harry- devolvió el más alto, un hombre algo mayor, canoso pero en apariencia fuerte aún también lo saludo estrechando su mano con la del recién llegado y el tercero que, a pesar de llevar camisa de manga larga se notaba que tendría el brazo completamente tatuado ya que se notaba una águila en el dorso de su mano

-Liam- pronunció al estrechar las manos, la otra chica ya no estaba en la sala para presentarse pero bajo las escaleras de la casa con algo de prisa

-tía Clarie, Ben está despierto- interrumpió aquella presentación, Harry miró en su dirección e instintivamente tuvo que escanear su rostro, sus facciones no eran nada fuera de lo común; pelirroja, con pecas alrededor de la nariz, mejillas y frente, nariz recta y de tamaño normal, labios algo gruesos y cejas pobladas, pero lo que más llamaba su atención eran sus ojos, no eran verdes o negros; el izquierdo era de un tono azul celeste, casi gris y el derecho un marrón llegando a color miel, exacto, sus ojos no eran del mismo color y eso era más que escandaloso aunque nada que no pudiera ser posible

-permíteme un momento- se disculpó la mujer subiendo las escaleras hacia la recamara principal

-Charly, un gusto- saludó la pelirroja

-Harry Styles- devolvió el oji-verde prestando atención a la decoración de la casa, demasiado rustica para su gusto y exactamente igual de como la recordaba

-¿por qué no te sientas?- inquirió su aparente prima, Harry solo asintió y tomo asiento en la sala, en el sofá doble; el silencio era sepulcral e incómodo, tanto para el recién llegado como para los "anfitriones", momentos después se escucharon pasos bajar, la mujer mayor entró a la estancia acompañada de un hombre no muy robusto, canoso, de algunos 60 años, ojos celestes, apoyado con un bastón para caminar, el ruloso se puso de pie y con la espalda erguida demostró ser más imponente de lo que se veía a simple vista a pesar de su delgadez

Pieces | H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora