Capítulo 14.

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Es mentira y Tris lo sabe, porque me mira sonriente.

— Mientes.

— No — Me obligo a mirarle a los ojos; si aparto la mirada ahora demostraré que esto mintiendo.

— Olvidas que te conozco bien.

— ¿Y qué? ¿Qué pasaría si aun siguiera sintiendo algo por ti? Tú mismo lo has dicho; no podemos estar juntos.

— Encontraremos la manera.

— ¿Escondiéndonos como ratas? Ni de coña, Tristan. ¿Para qué? ¿Para que me traes mal cuando estén tus amigos delante? ¿Para ver cómo tonteas con todas las chicas de la clase? Perdona, pero paso.

— No lo haría...

— No te creo — Gruño — Además, tienes razón, James no tiene la culpa, y después de lo que me has contado en el coche, me has demostrado que merece la pena estar con él. Así que gracias.

Me acerco hacia la puerta y doy por terminada la conversación. No quiero seguir hablando con él. ¿Intenta tratarme por idiota? Tristan Evans no cambia, y lo si hace, lo hace a peor.

Tris hace que duerma en su habitación y me deja una vieja camiseta suya para que la use como pijama. 

No ha vuelto a abrir la boca. 

Niego con la cabeza, me quito el horrible vestido que he llevado el día de hoy y me pongo su camiseta. Cuando me veo reflejada en el espejo me siento incómoda. Miles de recuerdos se acumulan en mi memoria; incluso la camiseta es la que siempre me ponía cuando... Cierro los ojos. Lo ha hecho a propósito.

Me tumbo sobre la cama y me fuerzo a dormir, ni siquiera tengo sueño, por lo cual resulta inútil, pero estoy demasiado cansada para hacer otra cosa. 

Mi móvil vibra contra la mesilla. Es James y eso hace que esboce una ligera sonrisa. James ha demostrado que me prefería a mí incluso si con ello perdía a sus amigos; me había elegido e iba a intentar estar a la altura. 

— Hola.

— Hola, amor. ¿Estás más tranquila? — Tris nunca me llamaría para preocuparse de que estuviera más tranquila.

— Sí, pero preferiría estar contigo ahora...

— Yo también — No decimos nada durante unos segundos, pero no es necesario. Compartir silencio con alguien que te importa, cuando no sabes qué decir, a veces es lo mejor que puedes hacer —. Mañana por la mañana pasaré a buscarte para ir al hospital. 

— Gracias, James. Te quiero — Se sorprende y tarda un rato en reaccionar. Sonrío. Sé que no se lo esperaba porque es la primera vez que se lo digo, pero quería hacerlo.

— Yo también te quiero. Buenas noches — Y colgamos; mañana será otro día. 

Por la mañana Tris se ha ido antes de que me despertara. No ha vuelto a dirigirme la palabra desde que entramos por la puerta, y no sabría decir si lo prefiero o no. Anoche me costó dormirme pensando en la conversación que tuvimos. Parte de mí se emocionó pensando que podríamos volver a estar juntos, pero pronto me deshice de aquella estúpida idea. No podía permitir que nos escondiéramos eternamente. Así, que si no se atreve a hacer lo nuestro público, no habrá nada. Mientras tanto tengo a James.

Sí, lo sé, parece que le esté utilizando de segundo plato, pero me gusta estar con él. Hacía tiempo que nadie me hacía sentir bien, y quién sabe... quizá acabo enamorada de él.

Cojo una toalla limpia y me doy una ducha rápida. Aun no han terminado de hacer la mudanza, por lo que hay cosas que aun puedo utilizar; como por ejemplo la ropa de Tris, que aunque me vaya grande (MUY grande) es mejor que ponerme el de nuevo el vestido de dama de honor.

Rebusco entre los armarios de la cocina algo que llevarme a la boca, pero no tengo tanta suerte. Gruño entre dientes y recojo mis cosas. Me iré a casa, será lo mejor. Cojo uno de los juegos de llaves que hay en la entrada y cierro la puerta. 

En ese momento pasa el coche de James, «mira que es mala suerte», pienso. 

Da marcha atrás y me mira alzando una ceja. La situación es de lo más incómoda. Supongo que no es agradable para él, ver como tu novia sale de la casa de otro tío con su ropa. Y más si ese tío es uno de sus mejores amigos. 

Me estaba emparanoiando. James no tenía motivos por los que estar celoso de Tris. Aunque realmente sí debería tenerlos.

— ¿Avril? — Dice tras bajar la ventanilla del copiloto.

— Hola, amor. Iba hacia a casa... — Me mira de arriba abajo con una mueca extraña — No quería ponerme el vestido... — Me encojo de hombros.

— Estás muy... graciosa — Ya... Ambos sabíamos que no le hace ninguna gracia verme así vestida. Y, para ser sincera, a mí tampoco me hace excesiva ilusión que me vea así... — Sube, te acerco a casa a que te cambies. 

— Gracias — Entro al coche e intento darle un beso, pero antes gira ligeramente la cara y mis labios tocan su mejilla.  Sonrió y finjo que no me he dado cuenta... ¿Qué le pasa?

Cuando llegamos a casa Tris está en el sofá cabizbajo, ni siquiera nos presta atención cuando entramos en el salón.

— Podrías haberme esperado esta mañana... — Gruño.

— Ya...

Él también está raro... ¿Se puede saber qué le pasa hoy a todo el mundo? Tampoco se ha dado cuenta de que llevo su ropa, sino se habría burlado. Paso de darme mal. Dejo a James y Tris en el salón y subo a mi cuarto a cambiarme.

Cuando vuelvo al salón ambos están serios y en silencio. Tris alza la mirada y cuando me mira, se levanta del sofá y se va.

— ¿Qué...?

— Siéntate Avril, tenemos que hablar — Dice James. Esa frase no me gusta en absoluto — Tris me lo ha contado todo.

Siento una fuerte presión en el pecho. ¿Qué significa «todo»? Recuerdo que anoche Tris dijo que si mentía, se encargaría de destrozar mi relación. Apreté la mandíbula; James iba a dejarme.

¿Pero por qué? Yo de verdad quería estar con él - o eso es lo que siento en estos momentos -  y con Tris no pasó nada.

— Lo siento, pequeña... — Me acaricia la mejilla. No quiere que me ponga nerviosa, pero no funciona — Hope está en coma.

Suspiro aliviada; no era eso lo que me esperaba. Pero entonces reacciono y algo se rompe dentro de mí.

— Espera... ¿Qué?

Fall (Tristan Evans). [REEDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora