Una tarde aburrida de domingo en la cual para variar Adrien gozaba de tiempo libre, algo inusual siendo hijo de Gabriel Agreste, el diseñador de modas más importante de París; siempre ocupado en una agenda muy ajetreada que difícilmente dividía entre los deberes académicos y amigos a los cuales apenas podía ver fuera de la secundaria sin escolta.
Sumado a actividades extracurriculares como ser clases de piano, esgrima, idiomas extranjeros, su ocupación de modelaje que le daba un estatus de ídolo adolescente y sobre todo su deber secreto como el superhéroe enmascarado Chat Noir.
Lidiaba con mucha más presión de lo que cualquiera podría imaginar, pero ese día fue más duro a lo usual.
Tuvo otro grave altercado con su padre y se encontraba tan agobiado que aun siendo un día hermoso prefirió quedarse dentro de su habitación, sentado en el sillón azul frente a la pantalla de plasma jugando videojuegos en solitario, sin salir a patrullar como Chat Noir o siquiera atreverse a contactar a su mejor amigo Nino para pasar el rato, pues simplemente no deseaba que él se enterase de lo decaído que se sentía.
Por primera vez en mucho tiempo estaba almorzando junto a su padre, tal vez en total silencio, pero ya era algo, cuando de pronto el celular de Gabriel Agreste comenzó a sonar. Atendió la llamada y se fue de inmediato alegando que tenía algo muy importante que hacer, pero ¿qué podía ser más importante que su hijo? ¿Por qué siempre lo dejaba solo o en segundo plano?
Dejando incidentes así de lado, la mayoría de los desacuerdos con su padre sucedían por su naturaleza reservada, estricta y sobreprotectora que a veces podía dar la impresión de estar aislando a Adrien del mundo, en vez de cuidarlo.
Al menos ya no estudiaba en casa con tutores privados, pudiendo asistir a una secundaria normal, pero Adrien tampoco podía culpar a su padre. Sólo quería protegerlo para no perderlo de la misma forma que sucedió con su madre y como Adrien apenas podía verlo, le resultaba frustrante que ese poco tiempo que compartiesen fuese tan adusto.
No se sentía así desde navidad, pero aquella vez las cosas salieron inesperadamente bien y se encontró mejor al estar rodeado de muchas personas que apreciaba, no como esa tarde en que el malestar no se iba.
Al igual que en esa navidad que estuvo por ser solitaria, Plagg acompañaba a Adrien, esta vez recostado en un mullido almohadón cerca de él intentando guardar silencio.
La decisión más sensata de parte de Plagg tomando en cuenta que reconocía lo irritante que podía ser y lo arduo de animar a su portador en momentos tan infrecuentes como esos.
Plagg era un kwami de pequeño tamaño y con forma similar a un gato que pese a su aspecto adorable poseía una personalidad apática, algo egoísta y principalmente traviesa, sin desmeritar su condición de entidad mística cedida a Adrien junto con un objeto de poder llamado Miraculous, con el cual se convertían en Chat Noir, uno de los tantos superhéroes que existían en su mundo.
A todo eso, Adrien se preguntaba si algún día podría saber qué eran exactamente los kwamis, quién creo los miraculous y por qué estaban conectados.
La mayor parte del tiempo, parecía que lo único importante para el kwami era su bocadillo favorito, es decir apestoso queso camembert, pero su comportamiento tenía una razón muy importante de ser que ninguno de sus otros compañeros kwami conocía.
Plagg estaba bastante cansado de jugar a esa pantomima del bien contra el mal una y otra vez acompañando a gran cantidad de portadores de miraculous a través de los siglos.
Ha vivido lo suficiente como para ver las atrocidades de las que es capaz la raza humana y siendo el catalizador del poder de la destrucción y el infortunio, llegó a la conclusión de que los humanos estaban lejos de tener salvación y que no bastaba que existiesen superhéroes intentando ayudarlos, pues hasta ese momento, ninguna generación de héroes guiados por kwamis, consiguió hacer algún cambio verdaderamente trascendental para con el curso de la historia humana.
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Instante - Plagg x Adrien - Miraculous Ladybug
Fiksi PenggemarUn instante es a veces todo lo que se puede tener. ...