parte 1

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Mi nombre es Carlos, soy un chico aparentemente normal con gustos algo extraños, no soy muy sociable pero tampoco soy un marginado, siempre he tratado de encajar en lo que esta de moda, Almenos un poco, pero tengo una fascinación especial, me encanta ver como las chicas tienen ganas de orinar y su desesperación por hacerlo.

Les contaré una historia que paso hace tiempo.

Yo fui a clases como un día cualquiera, en un par de días entraríamos en vacaciones y estaría por fin solo en casa conmigo mismo, no es que me desagradan mis compañeros pero aveces son insoportables, hay una chica que siempre me llama la atención, se llamaba Daniela pero adoraba que le dijeran Dani, no era mucho su amiga pero si hablábamos aveces, ella era muy bonita, tenía un cuerpo bonito a mi gusto, caderas grandes y pechos pequeños y una piel bastante blanca, no voy a entrar en detalles porque eso no importa, lo que importa es lo que hacia, todos los días ella siempre estaba inquieta, o más bien sus piernas, ella solía decir que era porque tenía ansiedad y tenía que estar moviendolas constantemente pero yo sabia que no era así, cada día en clases se la pasaba casi revolcándose, y al acabar las clases corría al baño, estoy seguro de que nadie lo notaba porque vamos, para que te fijaras cada cuando va una chica al baño? Pues solo yo lo hacia, estaba seguro de que ella se aguantaba las ganas de mear todo el día y al acabar las clases salia disparada, eso siempre me llamaba la atención.

Ese día paso lo mismo, pero esta vez no nós iban a dejar ir porque harían un pequeño evento para despedir a los de último grado, por supuesto que no me quería quedar pero teníamos que hacerlo. Sonó el timbre y Dani, como siempre iba al baño disimulada, siempre me había gustado, no estoy segura de que personalidad tenia pero me encantaba que se aguantara las ganas de ese modo, habían días en los que parecía que tomo más agua de la cuenta y se retorcía más, aveces hasta me excitaba y aprovechaba para acariciarme la entrepierna un poco por debajo de la mesa, claro asegurándome de que nadie me viera.

Quería llevarme mejor con ella, ella si que era solitaria y no le gustaba juntarse mucho con la gente, el evento estaba por comenzar y vi cuando salió del baño dirigiéndose a la parte de atrás del campus a estar solitaria como siempre, la seguí y fui hasta ella, estaba en su teléfono con audífonos, me puse frente a ella y la salude.

Ah, hola Carlos, que se te ofrece?

Me senté a lado de ella y me puse a conversar de cosas banales la cuales no entraré en detalles, digamos que las cosas se fueron dando, sin querer termine pidiéndole ser mi novia, ella estaba muy nerviosa pero por alguna razón aceptó, aun no le iba a preguntar el porque de aguantarse las ganas, quizás me cortaba ahí mismo.

Nós besamos y hablamos un poco para conocer nuestros gustos mejor, obviamente no le conté de mi secreto y ella tampoco el suyo, aunque yo ya me hacia una idea de que era, en fin el día paso, intercambiamos números y nós fuimos cada uno a casa.

Al día siguiente le llame para salir a pasear y conocernos más, acepto con algo de duda, yo quería saber más de ella y su extraña adicción por aguantarse la orina así que lleve una botella de 2 litros de agua y un par de dulces picantes, le dije hora y lugar y el acuerdo estaba hecho

Era noche, pues quería un momento de calma para ambos, nós vimos en un parque que a esas horas estaba solitario, por suerte esta era una colonia segura, nós saludamos con un beso y comenzamos a andar, destaco que en cuanto la vi llegar parecía un poco incomoda, pero no quise pensar que era por las ganas de orinar si no por nervios del lugar.

Suelo ser muy hablador si me dan la oportunidad, mientras caminábamos note que casi avanzaba con pequeños saltos, sin duda eso era señal de que tenía ganas de mear, pero no le dije nada.

OmorashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora