Te fuiste, te marchaste, amanece y no estás, anochece y no estás, sueño y no estás, me desvelo y...
¡Y te fuiste! Pero de la forma que más duele: llevándote todo menos tu recuerdo, dejándome solo con tu ausencia persistente, con tu memoria tenaz. Te llevaste el tiempo de mi vida que pasé contigo, mis años, mis besos, mis abrazos, te llevaste el mar azabache que era tu cabello, te llevaste tu cintura, la que era mi refugio y mi morada, te llevaste tu caricias, los días contigo, los fines de semana en tu casa, te llevaste un futuro, mis planes, mis sueños, mi risa, mi alegría, mi amor, mis ánimos, te llevaste las canciones que te dediqué y que ya no tienen sentido, te llevaste tu violín y tu melodia, tu canción, mi canción favorita, te fuiste con una parte de mí, con la mejor parte, te llevaste mi ilusión, mi confianza, te fuiste con mi alma pegada a tu cuerpo, y con mi corazón latiendo en tu pecho. Me arrebataste los mejores años de mi vida, los años en que más feliz fui, años que ya no tengo, que ya no me quedan.
Te marchaste, ¿y sabes qué es lo peor? Que aquí sigues, te fuiste a medias, te quedaste aquí aunque ya no estás.
Y te apareces de vez en cuando, te trae el viento que mece los árboles, vienes titilando con las estrellas en mis días nublados, me llamas desde donde no puedo oírte, aunque tu mensaje siempre me llega: silencio.
Y cómo duele, cómo quema que te despidas y no te vayas, que sin estar aquí me toques y toques la herida, que tu fantasma me quite el sueño todas las noches, que tu sombra me siga, paseándose por mi casa, pisándome los talones. Que te quedes aquí y sólo pueda sentir tu amarga ausencia y saborear tu falsa sonrisa en las pocas fotos que me quedan de ti. No te vayas, pero por favor ya vete.
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El sol no sale aunque ya pasó la tormenta.
RomanceLa resignación es la resaca del desamor, es callarse las lágrimas, apretar el puño, y aceptar que aquello que más querías se fue y ya no volverá. Es taparse la boca, tragar saliva y aguantar la tormenta. Es todo esto y mucho más, he aquí: Mi resigna...