Memorias

1.7K 138 10
                                    

Había pasado... No, no podía ser verdad, él no podía haberse ido, no así.

Tony sintió que el aire la faltaba, sus últimas palabras resonaban en su cabeza haciendo que se sintiera mareado, su hijo mayor y su esposo habían desaparecido, se habían convertido en simples cenizas que el aire se llevó, como si no fueran nada, jamás olvidaría el rostro de Stephen; parecía pedir perdón silenciosamente, se... Se veía arrepentido. Se sentó en el suelo de Titán, con Nebula a sus espaldas.

“Lo hizo” susurro esta, pero Tony ya no estaba ahí... Se veía vacío, quería hacer más pero no sabía que exactamente. Miro sus manos, aún tenía ceniza de Peter en sus manos, las llevó a su rostro y cerro los ojos con fuerza para evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.

“Debemos irnos” Al no recibir respuesta del genio se sentó a su lado “Escucha…Todos perdimos algo, tal vez unos más que otros,pero eso no significa que tengamos que quedarnos sentados aquí sin hacer nada,si existe una forma para hacer que ellos vuelvan debemos descubrirla y traerlos de vuelta” Sus palabras parecieron encender algo en el castaño, él cual se levantó y sacudió sus manos, tal vez no todo estaba perdido... Tal vez, solo tal vez había una forma de volver a ver a su familia, pero primero debían volver a la Tierra.

                             (…)

La Milano no era gran cosa, estaba un tanto dañada pero era suficiente para llevarlos a la Tierra. El Omega se sentó junto a la chica que pulso algunos controles y logró poner en marcha la nave, ingresando las coordenadas a la Tierra.

“Crees que todavía te quede alguién?…” La pregunta le pareció algo bruta y eso que era Nebula.  “Quiero decir…” Él castaño la interrumpió.

“Intentaré contactar con alguién” Dijo algo decaído, pero seguía queriendo parecer fuerte, aunque por dentro se estuviera quemando.

Nunca se había sentido así, ni siquiera cuando Steve le traicionó y lo dejó a la deriva en Siberia, e inevitablemente comenzó a divagar.

Primera Cita...

Nunca olvidaría ese día, ese glorioso día. Llevaba unos meses conociendo al hechicero, este se había comportado muy amable con él a pesar de que chocarán algunas veces por sus personalidades tan diferentes y parecidas a la vez. De último momento había decidido no vender la torre, trató de acercarse lo más que pudo al chiquillo de Queens, invitándolo a quedarse en la torre los fines de semana, por suerte este había aceptado y ahora tenía su chillona voz todos los fines de semana, desde los viernes después de la escuela hasta los domingos en la tarde cuando el menor volvía con su tía. Con Stephen... Bueno, este iba a visitarlo con el pretexto (porque si, era un pretexto, el mismo hechicero se lo había confirmado sumamente avergonzado de ello), de que Fury le pedía que lo visitara cada tanto para asegurarse de que no estuviera haciendo nada que no debería, aunque no entendía muy bien a que se refería con eso.

Daba igual.

Un día en el que el hechicero no se movía del cómodo y amplió sofá y Tony no salía del taller la capa decidió actuar, parecía que los únicos que no veían su creciente atracción eran ellos. La prenda se removió inquieta en los hombros de su portador, empujando lo un poco hacia adelante, intentando torpemente hacer que se levantará.

“Que pasa contigo?” Le dirigió una mirada desaprobatoria ante sus acciones. “Si sigues así la próxima vez te dejaré en…”

No pudo terminar el ser envuelto por la capa, en una especie de abrazo, lo elevó y lo llevó hasta el taller del castaño, entrando y poniendo al Hechicero junto a Tony, este río viéndolo.

El día de tú muerte | IronStrange (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora