Un pasado por recordar (saint seiya)

Capitulo 19

La noche hacía lucir las mas hermosas estrellas, la luna llena brilla como el mismo sol y las criaturas que habitan bajo su manto celestial salían por fin a infestar todo el lugar

En esta noche, el querido pelivioleta miraba el cielo con cierta nostalgia. Sus pies estaban descalzos sobre el césped y solo llevaba un ligera túnica que no le protegía del frío. Sus ojos rojizos se fijaban en un punto muerto

Estaban tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta de la presencia de una segunda persona, que lo miraba de forma preocupante

???: Ánthos, que pasa?

Ánthos *voltea asustado* ah!!...oh, eres tu Seiya *sonríe levemente* no pasa nada, Sei, son tonterías mías

Seiya *se acerca* no eres bueno mintiendo 

Ánthos: nunca lo fui y nunca lo seré *suspira* no te iras a dormir hasta que yo te diga, verdad?

Seiya: de verdad me conoces 

Ánthos: te conozco mejor que nadie 

Seiya: ahora me dirás que te pasa?

Ánthos: es mi madre

Seiya: Gaia?

Ánthos: si, tengo un mas presentimiento, siento que ella no esta bien *mira el suelo* si tan solo pudiera ayudar 

Seiya: no puedes?

Ánthos: Zeus puso guardias cerca del escondite de mi familia, si voy seré descubierto y no quiero que los sacrificios de mis hermanos sean en vano

Seiya: tu no la extrañas?

Ánthos: como no tienes ni idea; la adoro como nada en el mundo, ella es mi madre y yo quisiera verla una vez mas, aunque sea una sola vez *se pone triste* estuve tantos años separada de ella que ya no recuerdo su voz ni su rostro, siento un vació cada vez que me llegan los recuerdos 

Seiya ^se parece tanto a mi, cuando luchaba por encontrar a mi hermana tenía esos mismos sentimientos^ se como se siente eso

Ánthos:......ya volveré al pueblo, ya pase mucho tiempo aquí afuera *se va*

Seiya:....^Ánthos^

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El calor se hacía infernal y las paredes de piedras se desmoronaban de a poco, las rocas ardientes caían sobre sus cabezas mientras las pesadas cadenas impedían que sus cuerpos se movieran para evitarlas

Entre el sonido de las piedras caerse y de sus agonizantes gritos, el sonar de un pisadas resaltaron por todo el lugar. La presencia de la esta persona calmo los gritos de las bestias encerradas en ese lugar, todos miraban con suplica, como si pidieran algo en silencio.

Esta figura siguió su camino hasta llegar a una enorme sombra, mas grande que un montaña, grandes serpientes rodeaban su cuerpo que emitían sonidos escalofriantes, sus ojos parecían llamas del mismo infierno y un aliento mortal hasta para los dioses.

La persona desconocida acerco su pálida mano hacía una de las serpientes que se encontraba mas cercana a este, la misma sin dudarlo se acerco y se dejo acariciar. Otras se acercaron a restregarse al cuerpo del desconocido en un intento de conseguir consuelo.

???: se que sufren, no me tienes que recordarlo de esta manera, pero saben que no puedo liberarlos en este momento, el aun tiene la ultima llave que necesito para hacerlo