CAPÍTULO 2: EL DESEO DE CORAZÓN DE YAMAGUCHI TADASHI.

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Querido Dios...soy yo de nuevo, mi amo esta triste otra vez...por favor Dios haz que mi amo sonría, deseo con todo mi corazón hacer feliz a mi amo y por eso permíteme estar siempre a su lado...Dios, no te pido ser un humano, solo quiero hacer feliz a mi amo...


Ante sus brazos no se encontraba el suave y menudo cuerpo de su mascota, se encontraba el cuerpo desnudo de un atractivo joven de cabellos oscuros.

— ¿Quién...quién eres?

—Ah...mierda.

— ¡Ah! ¿Quién eres? — su voz había resonado por toda la habitación al ver a aquel extraño entre sus brazos. — ¿Dónde está Kuroo?

—...aquí.

— ¡Kuroo! —Yamaguchi se levantó y soltó al extraño caminando por todo el departamento buscando a su pequeño gato. —¡Kuroo!

—...aquí.

—No te hablo a ti, busco a Kuroo.

—Por eso, yo soy Kuroo.

—...

El castaño miro una vez más al chico de cabellos oscuros palideciendo en el proceso, aquel desconocido y su gato en lo único en que se parecían era en el cabello oscuro, sin duda Yamaguchi pensó que este desconocido solo bromeaba con él.

Había tenido un día difícil y ahora salía todo esto, simplemente su cerebro hizo un corto circuito y se apagó.

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Capítulo 2: el deseo de corazón de Yamaguchi Tadashi.


—Ah...que día tuve.

Sus castaños ojos se comenzaron a abrir mirando el techo de su habitación, hoy había tenido un encuentro desafortunado con unos matones de la escuela y luego Tsuki...sus manos se dirigieron a sus ojos frotándolos y evitando derramar alguna lágrima, él sabía lo que ocurría y aun así había cerrado los ojos y tapado sus oídos, solo hasta anteayer en que todo por fin había explotado.

Su mente vago un momento, recordó lo que había pasado en la universidad y el sentimiento de vacío que nacía de su corazón, fue a su casa y cuando llego...

—...un desconocido-susurro suavemente.

—No soy ningún desconocido amo, soy Kuroo.

Su cuerpo volteo a un costado encontrándose con aquel mismo chico quien creyó que solo era un producto de su imaginación.

—...

—Amo...no soy un extraño.

Yamaguchi vio al chico, sin duda no podía creer lo que veía, pero ahí estaba esa ilusión o lo que creyó que era él.

— ¿Cómo...como esto es posible?

—...no lo sé.

—Pero es tu cuerpo el que cambio si es que en verdad eres Kuroo.

—No lo sé...simplemente me abrazaste y cuando abrí los ojos me di cuenta que ya estaba de esta forma-el pelinegro se paró en frente de los ojos castaños.

—Cúbrete...—el desconocido que se hacía pasar por su preciado gato estaba completamente desnudo ante sus ojos, paseándose por la habitación como si fuese la suya propia.

EL DESEO DE UN GATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora