II

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002| Capítulo dos

Miércoles.

Una taza de café con leche humeante es la única cosa que me quitará el sueño a esta hora, la oficina no abrirá hasta las ocho de la mañana, así que prácticamente tengo una hora y media para alistarme.

El cielo se mantiene oscuro aún, las negras nubes de ayer por la noche habían desaparecido con la llegada del día. Estaba totalmente despejado, parecía como si solo hubiese una manta color azul oscuro sobre mi cabeza.

Suena el timbre.

¿Quién diablos no tiene nada que hacer a esta hora?

Entro a la casa con la taza en mano, sorbo un poco de mi vaso y lo escupo cuando por la pantalla de vigilancia me encuentro con el rostro de Sebastián.

¿Sebastián?

¿Qué hace aquí Sebastián?

¿A esta hora?

Mmh

¿Deseos carnales?

No, soy mayor que él, eso sería una falta de respeto.

—¿Quién es?— pregunto levantando la voz por el comunicador.— Si es del banco, no estoy.

Lo veo reír.

—El amor de tu vida al habla.— hasta me guiña un ojo como cuando estábamos en preparatoria y le decía a sus compañeros que yo era su novia. Guiño, guiño.—Abre la puerta, se me está congelando el culo acá fuera.

Qué petulante es.

—No, no puedo recibir visitas.

—Vamos, Andie, tus vecinos tienen sexo salvaje todos los días ¿crees que alguien notará que estoy aquí?

Maldigo internamente, Hanni abrió la bocota más de la cuenta.

Giro el picaporte y la luz de la entrada se enciende, la cara del mal se muestra ante mis ojos... Y me sonríe, haciendome a un lado para entrar a disfrutar de mi calefactor.

—¿Vienes de algún club? Nos vimos hace como unas ocho horas...— pienso en molestarlo y lo sigo hasta la cocina.— ¿Acaso el pequeño bebé Sebas extraña a su hermana Andie?

Saca una cerveza de mi nevera y se tira en el sofá.

—No digas que eres mi hermana, eso es... raro.

Hago un puchero tomando asiento frente a él mientras sorbo de mi café.

—Antes no te molestaba.

Se torna serio por un par de segundos.

—Antes eramos niños...

Que alguien me diga por qué es que siempre le encuentro doble sentido a todo lo que dice.

—¿Y qué es diferente ahora?

Se toma su tiempo, el ambiente se tornó silencioso. Dejó el envase sobre la mesita... ¡y nisiquiera lo puso bajo un tapete, me va a dañar el vidrio!

La Quinta Es La Vencida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora