Vida matrimonial

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¡Hola a todos!

Les traigo un pequeña fic con el tema de hoy. Esta vez con Kanna como la hija okikagu.

Espero que le guste~ n.n

Los derechos de Gintama le pertenece al gorila Sorachi.

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  Si obtienes una buena nota, tus padres te darán una recompensa.  

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Después de un largo día de escuela, Kanna Okita caminaba por la calle que la llevaría a su hogar. Estaba de lo mas entusiasta para decirle a sus padres sobre la felicitación y la buena nota que obtuvo en clases de matemática, sabiendo lo alegre que se pondría sus padres al saber de aquella noticia; tal vez le regalarían aquel juego de zombie que tanto deseaba tener en su mano y que hoy fue lanzado al mercado mundial.

Con una gran sonrisa llegó a su casa, imaginando ya aquel juego en sus manos.

— ¿Pasó algo interesante en tu escuela Kanna-chan? Has estado muy alegre, pero no me has hablado desde que llegaste – reprocho como una niña pequeña su querida madre en la hora de cenar.

Kanna que observo a esa hermosa mujer con la cual compartía el color de cabello, pero a diferencia de ella, su querida madre tenía los ojos azulados. Había veces en que se preguntaba quien era la pequeña en la casa por el carácter algo infantil de su madre, sin embargo, no la cambiaría por nada sus cariños y mimos.

También observó aquel hombre de cabello castaño, como la observaba con aquellos rubíes con el cual compartía. Intentando adivinar el pensamiento de aquella cara inexpresiva; preguntándose cómo lo hacía su madre para saber lo que estaba pensando su padre.

— No pasó nada malo mami, solo que la maestra me felicito por ser la única que obtuvo la mejor calificación – intento ocultar su entusiasmo, queriendo demostrar total desinterés para sacar el tema del vídeo juego zombie, ese que no era apto para una niña de 7 años por la cantidad de sangre que producía en el momento de atacar — Miren, hasta me puso una carita feliz – de su bolsillo saco la prueba y lo demostró a sus queridos padres.

Dejo que su madre tomara la evidencia de su gran rendimiento escolar, a pesar que solía dormir o distraerse fácilmente en clases. Miro como esos ojos azulados brillaban llena de orgullo por ella, provocando que su pecho sintiera una calidez. Observó también a su padre, pero nuevamente no podía comprender muy bien su pensamiento y sentir.

— Esa es mi hija – soltó Kagura alegre — Como se nota que salió igual a mi – es que la altanería y el egocentrismo era parte de su encanto.

— ¿Tú? ¿Inteligente? No me hagas reír china – el castaño no dudó en aprovechar aquel comentario para molestar a su esposa.

— ¡Claro que lo soy, estúpido sádico!

Y con aquel grito de su madre, Kanna se había dado cuenta que su plan no salió como ella quería.

La pequeña de la casa suspiro a ver cómo sus padres empezaban con una de sus cotidianas y simples peleas, a tal punto que habían empezado a usar los tenedores como un arma mortal contra ellos mismo.

Observó cómo se insultaba y usaban los tenedores en contra del otro, como si fueran unas espadas las que tenían en manos. El como su padre se burlaba abiertamente de la inteligencia de su madre y ella intentaba defenderse; aunque su respuesta no respaldaba a su determinación de humillar a su padre.

No pudo evitar sonreír divertida por todo aquello, al mismo tiempo que negaba con la cabeza el comportamiento de sus padres.

Desde que tiene conocimiento ha visto aquel raro comportamiento de sus padres. Recordando cuando era más pequeña de preguntaba constantemente si sus padres realmente se amaban, y no estaban casados solo por alguna obligación.

El como sus tíos le explicaban la relación especial que tenían sus progenitores, el por qué no se comportaban como los demás padres o parejas que veía en la tele o en la calle. Como también aquel día en que llorando le pregunto a sus padres si realmente ellos se amaban en una de sus peleas, como también la respuesta que le había dado.

Pero lo que más recordaba era el calor que sus padres la había rodeado en aquel momento, y los ojos algo opacados que tenían por haberla hecho dudar y sufrir por su comportamiento nada romántico.

Se golpeó la frente con la mesa al recordar su principal objetivo, llorando en silencio al ver que no obtendría por ahora aquel vídeo juego que tanto añorabas en estos momentos. Sintiéndose estúpida por no haber empleado un mejor plan para conseguirlo.

Después de recuperarse a tal realización, decidió terminar con su comida mientras observaba a sus padres pelear. Convirtiendo aquella escena en un espectáculo.

Uno donde Kanna sabía que terminaría con abrazos y besos en la intimidad.

Después de todo, podría aprovechar esos momentos de descanso para tocar el tema y hacer que le compraran el vídeo juego.

Okikagu es amor, es vidaWhere stories live. Discover now