Preso y Guardia 1.5: Masturbación

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El dolor. Cuando más lo recuerdo más me hundo en un socavón. Más me indigno por lo que ocurrió. Pero, hace años pasó y superarlo, no se logró. Aun no doy usura a todo esto. Querer prosperar hacia lo que la vida desea, el que realmente quiere salir no me deja vivir una vida...normal. Ese trauma no se me va a acabar. Son esos recuerdos malditos que por más duros y difíciles, hacen parte de mí. De mi contexto, de mi cuerpo. De mi corazón. Latentes...largos y nocivos como las remembranzas que me ponen a sollozar. ¿Qué puedo esperar? mi primer trauma. Tantos que he sufrido y de tantos que no he superado.

-no sé cómo he hecho todos estos años...créeme que la vida ha sido hijo de putamente dura sin que estés aquí.

Y cuanto he extrañado al sujeto. Ver como se murió enfrente mío luego de ese beso. De lo que hizo y como se sentía por mí y yo...sin saber cómo reaccionar ni darme cuenta. Alguien que le importó mi estancia de forma desmedida. Tanto que por discernimiento quiso demostrar sus sentimientos hacia mí y ahora...eso ya no existe. Lo único que tiene vivo eso soy...yo. Yo soy el único que aviva ese dolor.

-no, no puede ser que se me hayan acabado...no tengo y necesito más.

Desde ese día de terapia con el doctor...me recomendaba estas pastillas contra el desespero y el estrés. Única y exclusivamente para estos momentos de crisis. ¿Y en verdad esto era una crisis? Si. Ando en uno de los baños de la penitenciaría. Escondido. Con pies en la puerta del baño sin querer saber de nada apunto que salga el sol. No, no me dio... Dije que iba al baño luego de reemplazar a mi dragoneante encargado y recordar ese instante donde tuve que dejarlo. Esa vez que llegue al punto de encuentro y mi jefe de misión veía como me desmayaba por haber perdido sangre luego del accidente, no recordar nada más después de esto. Tomar más de estas...mierdas. No quiero depender de algo para estar 'normal' quiero depender de mí mismo, de todo lo que me acontece y superarlo. Solo que el apocalipsis que viví, aún tiene resguardos en el corazón.

Si no tengo como acabar con esto solo, me queda algo más por hacer. Salir del baño y fingir que aprieto el botón del sanitario fingiendo necesidades. Llegar por las escaleras, ir a ese cuarto cercano al que no entro, literal desde hace dos años. Por razones talvez 'aparentes' que puedo esperar. La verdad es algo que me intriga. Ver si superarlo está en la lista de cosas que debo y entiendo. Pero-

-Buenos días? ¿Doña Dinora?

-Días aún no son, pero están a punto ¿Quién me busca?

Se sorprende al verme, yo con solo esbozar una sonrisa y ver mis ojos demacrados hace que su corazón se esponje

-ay Buendía. Pensé que esto se había resuelto.

Niego con la cabeza mirando al suelo. Creo que sabemos el proceso.

-pues bien, joven. Puede tomar asiento.

Dinora es...la enfermera permanente de la Penitenciaría. Tiene dos asistentes enfermeras practicantes siempre. Solo que con algunas restricciones ya que varios de los guardias van por ellas siempre. Por eso la enfermera jefa las protege mucho. Me recuerda a mi madre, solo que esta es un poco más de piel oscura, similar a la del negro Tonzel.

-últimamente no ha habido casos o daños entre ustedes. Tanto que ya cambio el turno

-sí, lo sé

-¿recuerda que me tocaba doblar el horario? Hahaha joven, ya ahora estas cosas no ocurren, pero verlo a usted me sorprende.

-ya no tengo más del medicamento que me recetaron. Y mi turno aún no se acaba.

-usted sabe que su seguro médico es muy bueno. Así que si me recuerda cual era el medicamento y con gusto le colaboro.

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