Capítulo 3

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A pesar de lo incomodo que puede ser dos personas en una misma cama de hospital tan pequeña me desperté cómoda es que ocupo un espacio mínimo con mi cuerpecito flacucho, todavía Ryan tenía su mano alrededor de mí y quería quedarme así, pero ya era tarde para llegar a clases, quite su brazo despacio, pensé en como llegaría a la escuela sin darme una ducha, con la misma ropa; pase mi mano por el pelo para acomodarlo, me lavé la cara y boca, en el cuarto note una sudadera de Ryan no pensé y me la puse, como tengo unos jeans con convence me queda a la perfección, salí dejando aún dormido a Ryan, pero antes le pedí al doctor que por favor no le despachara antes de que llegase. Me fui en taxi hacia la secundaria y llegué de inmediato, esa mañana tuve algo de suerte, el timbre fue tocado en el mismo momento en que entre, ahí estaba Rachel se quedó mirando extraña y cuestionando es que nunca tome llamadas me sentía bien con Ryan.

Me senté en mi lugar delante de Davis ya tranquila grite, si grite nada más que un coño, me olvide completamente de mi abuela está en mi casa, ¡maldición!, ¡maldición!, ¡maldición!, ¿ahora que me invento?, no le he tomado ni una de sus llamadas, pero como de mis padres no tengo llamadas imagino no le ha contado, gracias abuela. Estuve todo el recreo preocupada, hasta que hablé con Rachel reímos, le conté todo y me conto todo lo que pasaba.

—Entonces no volverás a verte con Ryan— Le dije.

—Tendrás que ayudarlo tú por mí— puso una carita triste yo por joder porque es un gusto para mi pasar tiempo con Ryan.

—Sera un placer— respondí, ahí tocaron el timbre y todos nos fuimos a nuestras respectivas clases, no pensé más en la abuela luego resuelvo el tema, hable con Davis y buscaremos a Ryan para llevarlo a casa. Ahí estaba discutiendo con el doctor que se inmediato me vio le dijo que ya podía irse, el volteó a mirar, se sorprendió al verme con su sudadera y él se tuvo que quedar con una camiseta desmangada dejando ver su musculatura se ve que se esfuerza por estas.

—Gracias por salvarme de ir con la misma ropa a clases, ahora vámonos grandulón— Le dije agarrándole.

—De nada y hola, Davis— le dijo a este, cuando nos fuimos el solo se quejaba porque lo dejamos atrás, yo en el copiloto me burle, llegando Davis se fue porque tenía prácticas de fútbol solo vino a hacerme el favor, le di las gracias y nos despedimos, bajando del coche me escondí hasta entrar en su departamento, recordé que no había comido nada desde anoche entonces al entrar me mareé o muy mal, hasta que veo todo negro, ojalá no me lleven al hospital, al despertar estoy en una cama a pesar de que esta todo desordenado la cama huele rica.

—¿Que paso?— Le pregunte aturdida.

—Te desmallaste— me respondió, quitando un poco de desorden.

—Comeré algo— le dije saliendo de su cuarto, buscando en la nevera y la alacena, solo vi comida dietética, por lo que le grité —¡no tienes comida en esta casa!— me respondió que se daría una ducha que me espere y me preparaba algo. A lo que terminó le hice un favor y limpie todo el desorden se ve tan bonito ordenado el departamento, cuando llego le dije algo de broma.

—Que sea mimada no quiere decir que no sepa limpiar, ¿Qué dices?— me burlé un poco.

—Perfecto pecas, porque sigues aumentando la lista terminare debiéndote mi vida— este rió.

—Es que una casa no se merece esto, y si me la debes, pensabas suicidarte lose— le dije para confirmar a ver si era verdad.

—¿Cómo sabias?— bajando de inmediato la sonrisa.

—Oh, pues sí, que es verdad— dije tratando de calmar un poco.

—Buena estrategia la tuya pecas— dijo tratando de evitar el tema.

Sólo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora