Prólogo.

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 ... Todos tienen problemas, algunos más fuertes que otros, hay personas capaces de sobrellevar situaciones peores a las que a mi me están saturando, pero es justo eso, no todos somos tan "fuertes" por decirlo de alguna manera. 

Hay pequeños momentos que, no mentiré (básicamente porque aún no llevo claro que alguien lea esto alguna vez y de ser así para ese momento me importará poco menos que nada) provocan dudas; dudas que tristemente no son suficiente, y es entonces cuando no puedo evitar preguntarme "¿realmente existe algo que sea suficiente?" en este punto no lo creo, claro que no lo digo en general, es sólo lo que ocurre cuando decides que es suficiente, supongo.

Cuando decides que es momento de decir basta.

Cuando ya no importa nada ni nadie.

Cuando no tienes ganas de seguir... Cuando no tienes ganas de vivir.

No espero que entiendan mis razones (eso si es que a alguien llega a parecerle interesante o entretenido leer esto)  pero si que acepten mis decisiones.

Para nadie en particular.

  — M.

Me quedo observando la hoja en mis manos un par de minutos... 

Bueno, no es perfecta, pero nada lo es. La doblo a la mitad justo cuando oigo que me llaman, la guardo rápidamente entre las páginas de uno de los libros que llevo en mi bolso y me pongo en marcha, en el camino tropiezo con alguien, no le doy mucha importancia y retomo mi camino concentrado en mantener una sonrisa en mi rostro pero sin rayar en lo ridículo, que no parezca demasiado. Algo sutil, con que pase por algo real me basta.


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