(♢)ᴛᴏ ʟᴏᴠᴇ ﹠ ʙᴇ ʟᴏᴠᴇᴅ ┊xiuchen;;

ᴀᴡᴀʀᴅ

Las puertas del subterráneo se abrieron, suspiró con alivio, estaba vacío. Caminó bostezando hacia uno de los asientos y se dejó caer, apoyó su frente de uno de los tubos y se dejó dormitar un poco, se encontraba tan soñoliento que no podía evitarlo, la bebé que vivía junto a él parecía tener un afán por llorar todas las mañanas antes de ir al colegio y su madre trataba de callarla a golpes que sólo resultaban en más llanto, todo esto perturbando el sueño de Jongdae.

Cabeceó pestañeando para no caer rendido, debía de estar al tanto de su estación de verdad no quería perderse, otra vez.

Trató de distraerse jugueteando con sus dedos ya que su teléfono no tenía internet. Su estación estaba lejana, debía mantenerse despierto todo ese tiempo, pero lo pensaba imposible con tal aburrimiento.

En una estación pudo escuchar a un músico entrar, pero gracias a todo la gente no pudo verlo, ya que este se había camuflajeado con entre el gentío.

Sin embargo, fue capaz de escuchar el suave y armonioso compás de un violín, la melodía resonar en el espacio de una forma tan dulce que lo hizo suspirar, Jongdae adoraba a las músicos que tocaban en el subterráneo, pero creía que este de todos los que había escuchado en su poco tiempo en el país era el mejor.

La suave melodía lo colocó en un estado de vigilia donde se encontraba levemente dormitando pero no del todo inconsciente para no perderse nada, el sonido lo mantenía relajado y a la vez feliz, con sus ojos cerrados disfrutó cada nota, cada suave y parsimonioso sonido emitido por  el músico, pensó en cómo es que alguien tan talentoso no era parte de una orquesta.

En su ensueño Jongdae pudo notar que su estación había pasado y que probablemente se perdería, pero de negaba a dejar la hermosa melodía, quería darle todo su dinero, premiarlo por tanto talento, pero lamentablemente no tenía nada en su billetera.

Así que fue corriendo tras el músico entre el bullicio de gente cuando la melodía dejaba el vagón.

Corrió a tropezones, sin querer perder de vista la prominente espalda del músico que llevaba camisa negra,  el violín guardado en su estuche negro, este caminaba con elegancia totalmente ajeno a que a unos pasos de él Jongdae lo perseguía corriendo.

—¡Espere! —Exclamó cuando solo estuvo a unos cuantos pasos, a su fortuna, el músico paró, Jongdae pudo descansar de la exhausta carrera y respiró con agitación solo para que el aire le fallara nuevamente al ver lo atractivo del músico.

Su rostro era tan atractivo y varonil, con ojos filosos, cabello desordenado negro azabache, una perforación adornaba su labio inferior, sin lugar a duda el hombre más hermoso que Jongdae había visto.

—¿Sí? —Preguntó con una encantadora sonrisa, Jongdae pudo sentir todo su rostro enrojecer, había olvidado que decir.

Jongdae parpadeó múltiples veces tratando de formar una palabra, el hermoso artista lo seguía observando curioso.

—Y-Yo, sólo quería...quería decirle que tienes m-mucho talento y me gustaría compensarte de alguna forma, p-pero no tengo dinero así que quería preguntarle si estaría otros días aquí así yo podría darle d-dinero...—Jongdae calló de inmediato sintiéndose muy estúpido, apartó la mirada avergonzado.

En sus lamentos, escuchó la risa más preciosa en el mundo.

—Y yo creía que había sido un mal día, y tengo aquí a un chico tan lindo diciéndome que quiere compensarme por mi música. —Suspiró, Jongdae lo miro con una sonrisa apenada. —¿Sabes? Hay una buena forma de compensarme, algo que puedes hacer.

—¿Qué es? —Preguntó Jongdae en susurro, el musico se acercó a él con una encantadora sonrisa.

—De verdad me gustaría probar esos labios tan temblorosos que tienes. —Admitió en una voz que hizo a Jongdae suspirar, el musico tomó su barbilla y espero su respuesta con ojos brillosos.

—E-Esta b-bien, s-si es lo que quieres —Respondió entrecerrando los ojos, el músico se acercó más, Jongdae sintió su cálida respiración sobre sus labios, los entreabrió ansioso.

Como un tierno y primerizo beso, los labios del músico se presionaron contra los suyos con suavidad aun así siendo capaces de ocasionar una batalla de sensaciones que quemaron por todo su cuerpo, apenas movieron los labios, suave y lentamente, Jongdae se sentía en el paraíso.

—Mi nombre es Minseok, y estaré aquí mañana a la misma hora, esperando mi recompensa.

Y al compás de la suave melodía del violín de Minseok, Jongdae se encontró dándole muchas más recompensas que no parecieron parar incluso cuando se veían más de una vez o cuando pasaban toda la noche juntos. 

  •••  

Dedicado a toda esa gente talentosa que se monta en el subway y yo en mi extrema pobreza no puedo darles dinero 

les amo

dani

pd. como jongdae vive es como vivía yo mi primer mes en arg.