Capitulo 7

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A un poco más de dos semanas de llevar viviendo con Adam debo admitir que hay cosas que siguen sorprendiendome.

Hace unos días descubrí que tiene algunas manías higiénicas con sus dientes, motivo por el que cambia de cepillo casi semanalmente además de llevar siempre en su bolso o mochila uno adicional en caso de comer afuera.

También descubrí que es bastante infantil con su comida, puesto que se rehúsa a comer vegetales casi en su totalidad, más si los pongo en su comida sin que lo note, ni siquiera se da cuenta. Su ropa es bastante extraña, casi sin excepción lleva todos los días un suéter por encima de una camisa y, aunque no le quede mal, lo hace ver bastante más delgado de lo que ya es. Por no decir que parece un nerd.

Todavía no ha cedido ni siquiera un poco respecto a las reglas de convivencia que me había impuesto y, lo que es peor, había agregado que la puerta de mi habitación debía estar abierta a todas horas. No me paso desapercibido el hecho de que guardara las cuchillas de afeitar en su propia habitación y que solo las llevara al baño para utilizarlas y volverlas a guardar, es increíblemente precavido. Supongo que es porque conoce la forma de pensar de alguien que ya intento terminar con su vida una vez, o en mi caso 3.

Aún quiero saber cual fue el motivo por el que lo intento el, pero no pienso preguntarlo ni mucho menos, ya estoy abusando suficiente de su hospitalidad como para acechar su espacio personal.

Hoy es Sábado y él aún no se levanta, ayer por la noche vinieron un par de sus amigos a cenar. Me invito a que cenara con ellos, pero me sentía realmente incómoda así que simplemente me encerré en mi habitación designada, esperando que no me regañe por haber cerrado la puerta. No es que sus amigos fueran irrespetuosos o algo así, de hecho se mostraron más que amigables y prácticamente no me dirigieron más que un saludo y una sonrisa, como si fuera normal el hecho de encontrarme viviendo cual lapa aquí. Quizás ya lo sabían de antemano.

¿Se habrá sentido así de incómodo cuando vino Amber a almorzar?

Ese día le había preguntado a mi amiga por el extraño chico persistente que me pide constantemente por una cita. Si bien no lo recuerdo de nada, tal parece ser que íbamos a la misma secundaria solo que él iba en un año superior al nuestro. Según ella él me había invitado a salir antes, con la diferencia de que la única respuesta que obtuvo fue una paliza de Logan, quien era mi novio en aquel entonces.

No voy a mentir, he estado evitando al pobre bastardo, más por el que por mi. Es lindo, si, pero todavía no logro entender porque querría salir conmigo, En el pasado, cuando tenía un cuerpo atlético y era popular entre los chicos no hubiera sido difícil de asimilar, sin embargo todo es diferente ahora. Puede que no haya aumentado de peso demasiado, pero mi cuerpo ahora es comparable con el de cualquier adolescente que no hace ejercicio y come decentemente.

Pero el nunca deja de insistir. Algo que a Adam parece darle gracia.

Al final de cuentas había quedado con él de ir a tomar un café, y Adam decidió que esta sería la primer salida que haría sin su compañía, puesto que él ya tenía planes. Pero eso sería mañana.

De momento me encontraba leyendo uno de los libros que hace unos días el chico con el que vivo se dio al trabajo de escoger para mi, a pesar de que no me resultaba particularmente entretenido no tenía nada mejor que hacer, no puedo ir a ningún lado hasta que mi sombra se digne a despertar.

Justo cuando pienso que el libro es tan aburrido que comienzo a dormirme en el sofá de la sala, el perro guardián aparece por el pasillo con la mirada adormilada y pantalones de pijama.

Se pasa los puños por los ojos inflamados por el sueño y me dirige una sonrisa perezosa antes de caminar hasta la puerta.

¿Piensa salir así?

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