Capítulo 1

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Miraba el reloj una y otra vez mientras retocaba el dibujo que había hecho en clase de historia intentando plasmar en el papel la portada de ''Dookie'', uno de mis discos favoritos de Green Day. Tan solo faltaba un cuarto de hora para que se acabase la clase y me pudiese ir a casa. Tan solo un cuarto de hora...

-¿Le ha quedado claro, señorito Gaskarth?

-¿Q..Qué? ¡Cl..Claro que sí!

-Perfecto entonces, acordaros de que el lunes vendrán los alumnos de intercambio del instituto McKinley de Baltimore.

Seguidamente sonó el timbre, haciendo que todo el mundo saliese disparado de clase. Recogí mis cosas rápidamente, intentando no arrugar el dibujo que me había llevado toda la hora hacer y me dirigí tranquilamente hacia la puerta.

-Alex, ¿Puedes venir un momento, por favor?- Escuché detrás mío.

Dudoso, me acerqué hacia la profesora Blackery.

-He notado que estos días has estado muy distraído en clase y bostezas mucho, ¿Necesitas hablar sobre alguna cosa?

La vedad es que llevaba varias semanas sin poder dormir bien, y aunque fuese un chaval con una nota media de 9'5, siempre había estado distraído y aburrido en clase. Supongo que sería por el hecho de que a partir del lunes tendría a un desconocido en casa durante más o menos 2 meses.

-No se preocupe señorita Blackery, tan solo estoy un poco nervioso por el tema del intercambio.

-Espero que tan solo sea eso,- Añadió con una sincera sonrisa. -Ahora márchate, que tengo que corregir todos estos exámenes para el martes.

Le sonreí y abandoné la clase para dirigirme a casa de una vez. Al llegar, le di un beso en la mejilla a mi madre y subí a mi habitación. Tiré mi mochila a un lado y me dejé caer encima de la cama. Al instante, un mensaje hizo que mi móvil sonase.

''¿Al final nos vemos hoy? Tengo que enseñarte el nuevo riff que me he inventado.'' 

Sonreí cansado mientras respondía al mensaje.

''Tú siempre tienes riffs nuevos para enseñarme, tío. Será mejor que quedemos mañana para comer, hoy tengo muchas cosas que hacer.'' 

Dejé el teléfono encima de la mesita de noche y bajé a la cocina para comer algo ya que eran las tres y cuarto de la tarde. Mi madre se estaba haciendo los últimos arreglos para ir al trabajo, ya que era enfermera y se estaba mayoritariamente las veinticuatro horas del día trabajando.

-Te he hecho espaguetis para comer, cariño. Los tienes en el microondas.- Dijo con rapidez mientras cogía el bolso.

-Ya te he dicho mil veces que no hace falta que me hagas la comida, mamá. Después acabas yendo con prisas al trabajo...

-No importa, Alex. Lo hago porque quiero hacer algo por ti- Respondió dejando un beso en mi frente y se dirigía hacia la puerta. - ¡Adiós!

-Adiós...- Suspiré con una sonrisa y cogí los espaguetis.

Me senté en el sofá y puse la televisión. Suelo estar la gran parte del día solo en casa ya que mi madre trabaja y mi padre... Bueno, a él no lo llegué a conocer. Al cabo de los minutos alguien tocó la puerta.

-No queremos publicid... ¿Zack?

-¡Sorpresa!- Entró como si nada dándome un pequeño empujón.

-¿Qué haces aquí?- Pregunté aún en la puerta.

-Has dicho de quedar para comer.

-¡Mañana!, ¡De quedar para comer mañana!

-Oh... ¡Da igual! Ya no tenemos que esperar hasta mañana.

-Serás idiota...

-Yo también te quiero.- Dijo Zachary ahora en la cocina.

Zack era mi mejor amigo. Todos le conocían por ''el cachas que toca el bajo'', aunque yo le conocía por ser el mayor gilipollas que había conocido nunca. Pero al fin y al cabo él era mi mejor amigo y una de las pocas personas que me importaban en el mundo.

-Y dime, ¡Estás preparado para tener durante dos meses a un desconocido viviendo en tu casa?- Preguntó mientras se sentaba a mi lado y buscaba alguna cosa interesante en el televisor.

-Pff... No me hables de ello, por favor.- Dije en un tono bajo, encogiéndome en el sofá

-Venga, ¡No me seas así! Con suerte te toca la lotería y está bueno y todo.- Me dio un codazo mientras yo soltaba una pequeña risa.

 -Ya, claro... Anda, acábate los espaguetis y vayámonos de una vez a tu casa a ver el maldito riff que te has sacado.

Al cabo de unas horas, ya nos encontrábamos en casa de Zack. Yo me había traído mi guitarra acústica ya que siempre acababa con mono de componer al ver a Zachary tocar el bajo, aunque eso no quitaba el hecho de que aún seguía nervioso por saber quién iba a ser mi compañero. Sé que lo mejor era no comerme la cabeza, pero el simple hecho de pensar que iba a estar durante dos meses compartiendo habitación con un chico, me ponía de los nervios. Además que el hecho de que mi madre se iba a estar la gran parte del día trabajando no me tranquilizaba para nada.

De repente me acordé de que aún seguía en casa de Zack y que el pobre me estaba mirando con la cara más rara del mundo.

-¿No puedes venir tú a mi casa durante dos meses en vez de un desconocido?

El moreno empezó a reír al ver la cara de terror que tenía en ese momento.

-Alex, ¡Deja de preocuparte! Ya verás que todo va a salir bien.- Dijo estirándose en su cama. - Además, tengo un presentimiento y ya sabes lo que me gustan los cotilleos.

No pude evitar reír y tirarme encima suyo para esconder mi rostro en su pecho. Siempre había sido así de cariñoso con Zack, así que no le importaba que, aunque fuese gay, me comportase así de mimoso. Me rodeó con sus musculosos brazos y dejó soltar un suspiro con un cierto aire de felicidad.

-Tu tranquilo, que al fin y al cabo me voy a tirar todos los días en tu casa. Pero si quieres algún momento a solas con él, me avisas que yo te traigo condones y lubricante.

-¡Zack!

-¡Que es coña! Pero por si acaso...

Inconscientemente le pegué un puñetazo en el brazo, cosa que le hizo explotar a carcajadas. Le abracé y me levanté mientras guardaba mi Epiphone en su funda. Miré disimuladamente el reloj digital que había en la mesita de noche de mi mejor amigo para saber que ya era lo suficientemente tarde como para quedarme un rato más.

Me acabó acompañando a la puerta y, después de darme un fuerte abrazo como siempre, empecé a caminar hacia casa. Esa noche no me molesté ni en cenar ya que sinceramente no tenía hambre (cosa rara en mi) y me fui a la cama más antes de lo normal.

Y todo por culpa de los malditos nervios que no me dejarían tranquilo hasta el lunes.


Somewhere In Neverland (Jalex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora