Capítulo 3

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Ahora mismo que me encuentro al borde del suicidio, al estar apunto de acabar con todo y resolver todos mis problemas, me doy cuenta de que mi vida ha sido horrible, pésima diría yo, quisiera poder tener recuerdos felices, más no puedo hacerlo ya que esos recuerdos felices, tan hermosos que tengo solo generan nostalgia, y eso me lleva a sentirme el doble de fatal, más saben es hermoso saber que en algún punto de mi vida yo fui feliz, tuve la mejor vida del mundo, y me alegra demasiado haber compartido esos momentos tan hermosos junto a una persona, no les diré su nombre ahora, eso es algo que más adelante les contaré, una de las causas que me llevo a esto, pero que quede claro que es la menos importante. Ahora es el turno de el hablar de la primera vez que tuve el pensamiento suicida, y la primera vez que lo intenté, como les dije anteriormente, tu no naces con los pensamientos suicidas, las personas son las que provocan esos pensamientos, y quien mejor para saberlo que tu Sinai.
Ahora se preguntarán, ¿Quien es Sinai?, Bien pues ella fue mi primer amor, mi amor de la infancia. Ese amor inmaduro, el cual todas las personas alguna vez lo tuvimos, para algunos fue eterno, para otros fue solo pasajero, algo que no duró mucho, al igual que mi felicidad.
Bien, se lo que dirán, ¿Que no ella fue la causante de que te dieran una paliza?, Claro que lo fue, más ella no fue la responsable, el único responsable para mí fue Javier, ¿Entonces qué rayos fue lo que hizo ella?, Bien ahora les cuento nuestra "Historia"
Nuestra historia comenzó unas semanas después de que dieran la paliza tan humillante que resolví, ella fue la única que me dio confianza cuando volví, recuerdo ese día. Yo estaba parado sobre la puerta de nuestro salón, la maestra había hablado con todo el salón antes de que yo entrará, les dijo "Recuerden que el esta pasando por un mal momento, intentemos hacer que el recuperé la confianza, y que se sienta cómodo". Ahí estaba yo parado en la puerta, aún tenía moretones de aquella paliza, yo realmente no quería regresar a esa escuela, yo no soportaba ver a Javier ni a Hambler, ni a nadie realmente.
Al entrar al salón, yo vi a Javier, el solo agachó la mirada, yo lo único que hize fue no verlo, yo lo evitaba de todas las formas posibles, la maestra me asigno el único lugar que estaba vacío, y era a tu lado Sinai, a lado de la razón por la que me había alejado de Javier y me habían dado aquella golpiza, recuerdo ver tu cara sonrojarse cuando me senté a tú lado, yo en esos momentos solo me limité a sentarme y poner atención a la clase, algo que no hacía, ya que yo siempre estaba hablando con alguien, generalmente con Javier, pero ahora yo ya no contaba con el, y realmente no quería hablar con nadie, con NADIE. En esos momentos Sinai me dijo...
-¿No crees que la maestra no sabe cómo explicar?- me dijo con un tono burlón
Yo solo la volteé a ver y me quedé callado, en verdad yo no quería hablar con nadie enserio, pero no lo sé, simplemente le dije
-Yo creo que las matemáticas no son su fuerte- la volteé a ver y solo le sonreí
-Nada es su fuerte- los dos comenzamos a reír
-¿Cómo has estado?- me preguntó con su típica cara de preocupada, la que siempre ponía cuando la maestra la pasaba al frente a resolver algún problema
-Mal, ¿Cómo debería de estar?- los dos dejamos de reír, y todas las clases hasta el receso se sintió un ambiente pesado.
Cuando sonó el timbre de la campana yo no salí a jugar con los demás chavos, no porque no tuviera con quién jugar, si no que quería estar solo unos momentos, quería mi espacio. Yo me quedé en mi lugar sentado, como es costumbre yo había llevado un libro a la escuela, generalmente acostumbrado a cargar con una o dos novelas a la escuela, por si en algún punto tengo tiempo libre, o si alguna clase me resulta aburrida, pues sacar mi libro, y leer un poco.
Yo estaba adentró del salón, solo con mi libro y mis pensamientos, cuando yo escuche entrar a alguien, levanté la mirada, y ahí estabas parada Sinai, sin decir nada, solo me miraste y yo bajé la mirada hacia mi libro de nuevo, cuando me dijiste
-¿Puedo sentarme un rato contigo?- con una gran sonrisa en tu rostro
Sinceramente yo no quería a nadie ahí, más no lo sé, creí que sería muy mala persona al decirte que te fueras de ahí
-Por supuesto, entra- te lo dije con una sonrisa finjida, ni siquiera quería que estuvieras ahí, pero aún así te deje entrar, no lo sé porque
Te sentaste a mi lado, y no dijiste nada, hasta que pasaron 5 minutos, y me dijiste
¿Cómo es qué soportas estar aquí solo?, Yo odio estar sola– ella puso su cara un tanto rara, como de desagrado e intriga
No lo sé, me gusta estar solo con mis pensamientos sabes– cerré mi libro y te mire a los ojos
Eres tan raro, pero me caes muy bien– me lo dije riendo, y yo le dije
Tu también me caes muy bien– y puse esa sonrisa estúpida, porque sin saberlo, ella ya comenzaba a llamar mi atención.
Y así pasaron días, semanas y meses, todo era tan perfecto que ella logro que yo recuperará mi confianza en mí mismo, ella logro después de insistir tanto que yo saliera a jugar con todos mis amigos, aún lo recuerdo tan bien, ese día ella me convenció con una gran abrazo, y una cara tierna a la que no podía decir que no, aún así aún tenía miedo, y era tan infeliz.
Ahora les contaré de un día un tanto especial, un recuerdo muy especial, ese día me llevarían con un nuevo psicólogo, yo estaba un tanto asustado, porque yo no quería hablar de mis problemas, ni de cómo me sentía con nadie, a excepción de Sinai, y yo recuerdo que de inmediato le conté a ella, sentados en el mismo lugar de siempre yo le dije
Tengo miedo– a lo que ella me contestó
¿Por que?– su tono de voz era un tanto raro, ella estaba preocupada
Me cambiarán de psicólogo, y tengo miedo, no quiero hablar con el, no quiero ir con el– yo tenía un nudo en la garganta, casi estaba apunto de llorar
–No tengas miedo, yo te acompaño– eso realmente me hizo sentir mejor, saben la persona que lograba que yo superará mis miedos, y mis inseguridades iría conmigo a hablar con una persona desconocida, para tratar mi maldita depresión.
Ese día llegamos, y créanme, cuando estábamos en el "cuarto de meditación" como le llamaba el, yo me abrí completamente, enfrente de ellos dos, deje salir todas mis ideas, en especial una que ni siquiera me atrevo a decirla, creo que fue el peor error que he cometido en mi maldita vida.
Y así apunto de finalizar el año, faltaban 2 meses para que terminara ese maldito año, y todo fuera feliz, pero una maldita noticia me llegaría... Sinai se tenía que mudar de la ciudad, no haré más grande esto, ya que todo fue bastante largo y doloroso para mí, porque mierda, la única persona en la que confiaba, se iría y quizás nunca más la volvería a ver, pero bien, aún recuerdo cuando ella se iba de nuestro vecindario, ese día yo fuí caminando hasta su casa, puse el pretexto que tenía que ir a comprar algo, pero realmente yo iba a verla, a ver cómo se iba mi mejor amiga, y la chica que me comenzaba a gustar. Caminé hasta que llegue a su casa, volteé a ver su casa, y veía como las personas que trabajaban se llevaban todo, me quedé mirando fijamente, y se me vinieron a la mente tantos recuerdos que habíamos pasado juntos, cuando de repente ella salió, y al verme casi comenzaba a llorar, ella corrió hasta donde estaba yo, y al llegar conmigo solo me abrazó, me dio una abrazo largo, yo también comenzé a llorar, y ella me dijo algo que jamás olvidaré
Lo siento Emiliano, te voy a extrañar demasiado créeme, jamás te olvidare, y espero que tu jamás me olvides– me lo dijo con voz temblorosa ya que estaba llorando, yo no pude decirle nada, solo la abraze más fuerte, yo en verdad la quería y no quería que ella se fuera, y en esos momentos yo solo pensé en que sería de mí sin ella, y de ahí se viene que yo sea dependiente de las personas, recuerden esto ya que más adelante comprenderán esto.
Su mamá llegó y se despidió de mí, al igual que su papá y su hermana, entonces fue cuando su mamá le dijo que ya tenían que irse, y se subieran a su carro, y se fueron, yo los vi marcharse, vi cómo la única persona que tenía se iba, la persona a la que necesitaba, que me daba tanta confianza, cuando ellos se fueron yo caminé un rato, aún lo recuerdo yo no podía parar de llorar, todo el tiempo que camine estuve llorando hasta que llegue a un lugar en mi vecindario conocido como "El callejón", es una pasillo que da hacia una cancha de fútbol en la cual ya nadie jugaba porque habían puesto otra cancha mejor en le vecindario. Al llegar ahí, yo solo puse mi cabeza sobre mis rodillas, y coloqué mis brazos alrededor de ellas, y comenzé a llorar, llore todo un maldito rato.
Pero saben, su historia no termina aquí, ahora les contaré todo el daño que causó en mí, y la primera vez que lo intenté...

Diario de un chico suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora