No lo mires. ¿Qué haces? ¡No lo mires! No debería haber venido, no merece hueco en tu mundo. Por ello, ignóralo y niégatelo cada vez que por la puerta de tus pensamientos asome. No existe. No existe. ¡Que no lo mires! Lo desconocido daña, ataca, infringe tus ideales. ¿Quién es? ¡No lo sabes! Entonces, ¿por qué lo miras? ¡¡Ignóralo!! ¡Huye! ¡Huye de lo desconocido! Refúgiate. Refugiado no sufrirás, refugiado no podrás verlo, no podrás ser herido por aquello ajeno a ti, aquello que no conoces. Deberías sentirte mal. Mal por haber aceptado su visita. Ahora debes cerrar el mal que tú, con su bienvenida creaste.
Ciérrale la puerta y no vuelvas a mirarlo jamás.
Quédate refugiado para no volver a ser dañado nunca.
Muy bien, sigue así, quédate a cubierto...
Muy bien, sigue así...
Muy bien...
Muy bien, te estás muriendo en tu refugio.
ESTÁS LEYENDO
Escritos
RandomTextos sin correlación entre unos y otros; narraciones de breve extensión, algunos con cierto grado de ambigüedad. Ya sean profundas reflexiones, pensamientos, críticas o ilusiones. ¿Crees que algún recuerdo o etapa que hayas vivido podría sentirse...