Capítulo 1

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-No se si pueda hacer esto Sebastián, es demasiada presión ¿Y si no lo hago bien? ¿Que si en medio de la boda colapsó o algo así?.

Mire a Alessandra tratando de contener mi sonrisa escondida cosa que cerca de ella me era casi imposible, su pequeño cuerpo humano temblaba y sus mejillas se ponían de un lindo color rosa cuando estaba cerca de ella.  Cosa que sucedía mas a menudo ya que con la boda a la vuelta de la esquina habíamos pasado mucho tiempo uno con el otro,más del que me gustaria.

-Bueno creo eso poco probable, nunca e visto a alguien que colapse por nervios.- respondí con mi voz neutral, nunca mostrando mis verdaderos sentimientos- Pero si ese es el caso estaré ahí para sostenerte. -su cara brillo, como si le hubiese dicho que le regalaría un millón de dólares

-¿Lo prometes?- pregunto, mientras que el rubor comenzó a subirle a las mejillas desde el cuello.

-Lo prometo.

Y por primera vez en mucho tiempo, sonreí de verdad.

Desperté jadeando, últimamente los recuerdos que tengo con Alessandra me invaden noche tras noche, mi mente se estaba burlando de mi, como si tratara de decirme que me diera prisa, claro que no es como si yo la mantenía lejos a propósito yo mismo me sentía como un muerto viviente y tenía que recuperar fuerzas antes de ir por ella.

Esperaba que me recibiera como la última vez.

Espera ¿Que?, sacudi mi cabeza alejando esos pensamientos pero rápidamente me arrepentí, los mareos y el fuerte dolor de cabeza regresaron. Esta vez no pude llegar al baño y vomite el poco contenido en mi estomago al piso.

Iba a ser una larga noche.

***

-Lo están haciendo bien- escuché la voz de Edward a mis espaldas, no me di la vuelta en su lugar seguí mirando el entrenamiento de los reclutas mas avanzados, hombres y mujeres de diferentes elementos peleaban dentro del domo sin hacerse un daño permanente pero mostrando lo mejor de si mismos.

-¿Que haces aquí?- dejé salir después de varios minutos

-También quería observar, ¿Acaso no puedo hacer eso tampoco?-no me perdí el tono agrio de su voz

-Puedes, pero a esta hora deberías de estar en el maldito campo con los niños- murmure entre dientes- Puede que no tengo la misma fuerza de antes, pero te aseguro que con solo.decir unas palabras puedes sentir el mismo dolor.

-Rose esta con ellos-suspiro cansado- Solo quería decirte que sigo sin encontrar una pista sobre donde esta Alessandra-casi caí en su teatro, Dios el finge tan bien que no me sorprendería si tiene mas secretos que todos en este campamento

-Fuera- apreté mis puños, mis nudillos volviéndose blancos mientras trataba de no usarlos sobre el,no es que pudiese tampoco.-Te quiero fuera de mi maldita vista Edward, así que ve a hacer el único puto trabajo que tienes. -con eso me concentre de nuevo en el domo , ignorando el azote que dio la puerta al cerrarse.

Apreté el intercomunicador suspirando- Pueden parar ahora, se acabó la práctica de hoy.- mi voz detuvo todo movimiento en el domo, unos suspiros de decepción y otros de alivo sonaron, ignore ambos y salí con lentitud de la sala. Hoy iba a ser un largo maldito día.

***

-¿Estas seguro de que la bruja es de confianza?- pregunto Rose mientras me ayudaba a recostarme, no se como carajos consiguió que aceptara que fuese mi maldita enfermera personal ,pero no es como si tampoco pudiese decirle que no a ella, desde Lily , Rose había sido como una hermana para mi, por eso me mataba que Edward la tratará a su antojo, me pregunto si todo hubiese sido más fácil si nos hubieramos enamorado. Ese pensamiento vino tan rápido como se fue, nunca habría pasado eso , de todas formas mi destino estuvo escrito desde antes de nacer, me pregunto si el de ella y Edward también.

-Seguro, además no hay tiempo, el baile es en pocos días y tengo que tener fuerzas-gruñi cuando el.dolor de espalda regresaro- Solo será poco tiempo, Alessandra es lo único que necesito para estar bien.-

En otra vida, eso hubiera sonado romántico pero en esta era literalmente, sin ella  podría convertirme en un simple mortal, pasaría de tener todos los elementos a ningúno y si eso sucedía mi pueblo quedaría desprotegido. Asi que nunca dejaré que eso pase.

-Bien, entonces duerme un poco, yo te despertare cuando ella llegué-me sonrió calidamente antes de salir de mi habitación.

Cerré los ojos y suspire, rezando para no soñar con Alessandra, no otra vez.

Nacida para Él [Vol.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora