Juntos esta vez

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Al día siguiente Adrien llegó a la escuela con unas marcadas ojeras. Se sentó en su sitio y saludó a Nino sin ganas.

--¿Estás bien, tío? 

--Sí, claro... --afirmó él--. Solo es que no he dormido bien esta noche.

--Tienes mala cara --insistió Nino.

--Ya. Se me pasará, supongo.

--Cualquiera diría que te han roto el corazón --tanteó su amigo.

Adrien bufó y apartó la mirada. 

--Creo que saldré a tomar un poco de aire.

Avanzó con la cabeza gacha, dirigiéndose hacia su casillero. Abrió la puerta, revisó su móvil, y cuando volvió a cerrarla... ahí estaba ella.

--Hola, Adrien.

--¡Marinette!

--¿Estás... bien?

--Oh... sí, yo... muy bien, gracias.

--No lo parece...

--La verdad es que no he dormido mucho.

--¿Sabes? --confesó ella--. Yo tampoco.

Él sostuvo su mirada por fin, aunque volvió a apartarla, dolido.

--Espero que la película no te causara pesadillas --dijo con un deje de mordacidad.

--Bueno, fue un poco... ya sabes, es complicado ir al cine en esta ciudad sin que un supervillano interrumpa la diversión --trató de sonreír.

--O incluso a veces... un superhéroe. En fin. Espero que hayáis podido retomar "la diversión" --remarcó las comillas con sus dedos, enfadado-- más tarde. 

--Adrien, yo... --susurró ella con tristeza. 

--Oh... Lo siento, Marinette. Sé que estoy siendo injusto. Que me estoy portando como un idiota. Solo que... Pensé que sería... más fácil.
--No estoy segura de saber a qué te refieres  --dijo ella, algo confusa.

--Tampoco yo soy capaz de explicarlo muy bien. Yo... me alegro por ti y por Luka. O, más bien, quiero alegrarme por ti y por Luka. Él parece un buen chico, y tú te mereces ser feliz. Pero ayer, después del cine, cuando os vi juntos... --ella abrió mucho los ojos al darse cuenta de lo que implicaba aquella afirmación-- más tarde, cuando trataba de dormir, solo podía pensar en si estaría besándote de nuevo. Y... ay. Creo que mi corazón se ha vuelto loco, Marinette.

--No nos besamos.

--¿Eh?
-- Ayer. No nos besamos.
--Pero... estábais... ¿por qué?
--Porque cuando Luka volvió a acercarse ya no podía mirarlo a él, sino solo a un gato tonto que se alejaba saltando por los tejados de París.
--Oh, Marinette, ¿ lo dices en serio?
--¿Cuándo te he mentido yo, gatito? --preguntó ella, esbozando una sonrisa cómplice.

Él abrió mucho los ojos antes de corresponder a su gesto, llevándose la mano al corazón.

--Nunca, Milady... aunque doliera.
--¿Sabes? --Marinette sonrió con dulzura--. Aún guardo aquella rosa.

--Y yo... quiero decir, yo así, sin máscara y sin mi irresistible encanto gatuno... ¿tengo alguna posibilidad de que te fijes en mí?
--Tal vez... --dijo ella, con las mejillas arreboladas.
--Bueno, si de una cosa puedo estar seguro es de que, si me decido a besarte, ningún gato torpe nos va a interrumpir --bromeó él, acercándose. 
--Y bien... ¿vas a decidirte? --Marinette estaba exultante, y disfrutaba de la sensación de llevar las riendas de la situación frente a Adrien, por una vez.
--¿Te gustaría? --preguntó él, seductor.
--No estoy segura... --un destello de temor brilló en los ojos de Adrien, y ella no quiso hacerle sufrir más--; creo que prefiero... besarte yo.


Se acercó a él y lo besó despacio; él respondió con ternura, y luego con más pasión, prolongando el contacto como si no deseara separarse ni un instante de ella. Ambos temblaban.

--Oh, Milady, estoy tan feliz de que seas tú... Veía los ojos de Ladybug en los tuyos, y tu dulzura en su sonrisa, y me estaba volviendo loco. Y pensar que todo este tiempo te he tenido tan cerca...
--Tenemos tantas cosas de que hablar... Aunque quizás deberíamos ir a clase.
--Creo que necesitaré otro beso para soportarlo...
--¿Y a qué esperas? --rio ella.
--Solo una cosa más... cuando me hablabas de ese otro chico... te referías a Luka, supongo. Y ahora, ¿qué ha cambiado? ¿Ya no quieres estar con él?

--Adrien, ¿aún no lo has entendido? Luka es un chico interesante... pero nunca fue él. Aquel día... yo... hablaba de ti.
--¡Ja! --exclamó Plagg de repente-- Yo tenía razón, ¡lo sabía! Y tú con todo ese drama... Oooomg, tenía que haber apostado una montaña de queso. Pensándolo bien, me la debes para que pueda recuperarme de este empacho de cursilería que me has obligado a presenciar.
--¡Calla, Plagg, gruñón entrometido! --intervino Tikki--. Deja a los chicos en paz, ¡tienen mucho de que hablar!
--¿Acaso mi dulce terroncito, la señorita Tikki haz-lo-correcto, está sugiriendo que este par de tortolitos debería saltarse las clases?
--Mmm yo creo que podemos considerarlo una emergencia.
--Ey... ¡hola, Tikki! --saludó Adrien-- ¿Ella es tu kuami? Jeje, estoy encantado de conocerte por fin.
--Lo mismo digo yo, Plagg --dijo Marinette acariciando al minúsculo felino, que la dejó hacer con un murmullo e satisfacción.
--¡Ey! ¿Estás... ronroneando? --se sorprendió Adrien.
--¡Venga, vamos! --insistió Tikki, tironeando de Plagg--. También nosotros tenemos mucho que contarnos.

Se alejaron juntos, pero al asomarse al patio comprobaron que una enorme nube de humo negro cubría el cielo... ¿otro akuma?

--Ops... quizás no deberíamos irnos muy lejos --dijo Plagg, volviendo a por los chicos, a los que puso al tanto de la situación.
--Marinette, ¿lo hacemos juntos esta vez?
--¡Claro! ¡Hora de transformarnos!
--Ey, bichito... --ella interrumpió su carrera para mirarle.
--Dime, Chat.
--Te quiero.
--Y yo a ti, gatito. Y yo a ti.

FIN

Tu dulzura en su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora