╚» вεƒσяε σƒ cαтαѕтяσρнε «╝—Renjun, ¿por qué la gente se burla de mi piel?
El moreno se hallaba hecho bolita en la esquina de su cama soltando sollozos. Las lágrimas se desbordaban de sus ojos, se deslizan sobre sus mórbidas mejillas para caer y desaparecer. Éstas podían esfumarse por arte de magia: él no.
Su secuencia es diferente.—Porque eres diferente a ellos, Hyuck—respondió el pelinegro con voz seca.
Él es despreciado.
—P-pero, oí decir que todos s-somos diferentes, y-y q-que eso está bien.
—Sí, a mí también me dijeron esa misma mierda—miró los ojos del contrario, cristalinos, llenos de dolor, sufrimiento y angustia. Chasqueó la lengua y cerró sus ojos en busca de algo que...tal vez, sólo tal vez pueda ayudarle.
Él es lastimado.
Y entonces su idea llegó. —¿Por qué no intentas parecerte a ellos?
Él cae.
—...
Él sufre.
—Mi piel me lo impide, ¿no es así?—el contrario asintió lentamente.
Él llora.
—¿Por qué no te la quitas?
Pero él nunca desaparece, nunca lo hace.