CHAPITRE I: Los recuerdos no se olvidan

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Mi corazón, y hasta mi sueño mismo, latía lleno de emoción y júbilo, ¡era papá! Papá, que venía al encuentro de Cory, para que no hiciese solo lo que quedaba de viaje.

Y aunque sabía que tenía que soltar la manita caliente de Cory, sentía deseos de tenerle siempre cogido así.

-Flores en el ático.

-¡Mami, mira una mariposa! -Señaló Jimin que iba corriendo por todo el parque siguiéndolo hasta que perdió de vista al insecto e inconscientemente hizo un puchero.-Mami, ¿y dónde esta Papá?

Ella esbozó una leve sonrisa mientras llamaba al pequeño con la mano. Admiraba demasiado la pureza e inocencia del pequeño. Es memorable la manera en la que una madre busca cualquier cosa por proteger a los suyos sin importar el costo pero, tarde o temprano, el muchacho le tocaría abrir en algún momento los ojos y ver la crueldad de este mundo.

El pelinegro no esperó más y corrió directo a su madre quien se hallaba sentada en los bancos de madera del parque. Curioso, observó como la sonrisa de su progenitora desaparecía poco a poco de su hermoso rostro.

-Papá no estará hoy con nosotros, cariño.

El niño le mira en silencio, intentando entender lo que le había hablado su madre, así como cuando tratas de entender una ecuación del profesor pero el pequeñín fácilmente la ignora viendo así a otros niños jugando en la gran isla de arena, antes de irse a jugar, le toma de sus manitas y le dice lo siguiente:

-Jimin, cariño. A veces las personas fingen que eres una mala persona para que no sientan culpa por las cosas que te hicieron, y puede que sea real más debes ignorarlos, ¿sí?-Le sonríe intentando conectar con él a través de la mirada.

Jimin a pesar de tener siete años, entendía perfectamente la referencia de su madre, aun así, quería jugar con los otros niños. Su madre pensó que no lo había captado pero terminó insistiendo gentilmente.-No dejes que los demás te hagan sentir mal. Tú solo sigue adelante. Ignorarlos y todo estará bien.

Él asintió y sonriendo le dice:-Brillaré como el sol, mamá.

Abrió los ojos al escuchar aquellas palabras. La luz del sol entraba en la habitación, copos de polvo se suspendían en el aire por todos lados. Parecía que todo el lugar estuviera lleno de galaxias, brillaban con un tono ligeramente distinto, y de pronto desaparecieron.

Agitó la cabeza y luego comienza a dolerle de repente. Las palabras de su madre de hace trece años fueron como dos cuchillas que lograron exitosamente cortar todas las ilusiones de encima.

Se hallaba en casa.

Miró a su alrededor y la habitación parecía haber crecido en los últimos segundos, y después, todo se detuvo.

Su cabeza una vez más daba vueltas y su cuerpo no tenía las fuerzas necesarias como para levantarse de aquella dura cama. Se quito las sábanas con desgana y de repente le invade el frío de la mañana. Chequea el despertador que se encontraba al lado de la cama, eran las 7:30 am y se percata que era sábado.

Decide levantarse con un poco de pereza, tenía unas ganas de morir y allí estaban de nuevo esas lágrimas traicioneras bajando por sus ojos. Sus pies avanzaron por inercia directo hacia la puerta, su cuerpo se detiene por un fuerte dolor, pero esta vez no era la cabeza sino que eran las manos, estaban vendadas.

Arrugó su cara confundido cuestionándose el motivo, y en menos de lo que cantó un gallo recordó el porqué tenía los vendajes puestos; se las había hecho antes de ir al puente y tratar de suicidarse.

© MY JIMIN SUICIDE ✧ KOOKMIN 국민 (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora