Aquella Noche

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Tras un largo día de trabajo, al llegar a casa lo único que encuentro es una nota de Hoseok diciendo que mamá y papá habían muerto. Ni mi propio hermano tuvo el valor de decirme al menos por teléfono que mis progenitores habían fallecido, y lo peor es que no me dejó nada con lo cual quedarme para vivir, ni siquiera un miserable billete. Simplemente dejó la carta y se fue como si fuera sólo un extraño.

No puedo decir que lloré.

Porque mentiría. Mis padres y yo nunca tuvimos una relación a la que se le pudiera llamar que eramos como una familia. Los Min nunca fuimos afectivos los unos con los otros, o almenos así fue mi caso con ellos y Hoseok.

Traté de llamarte en la noche, pero no contestabas. Sólo quería hablarte y escuchar tu hermosa y tierna voz que me hacía olvidar mis problemas. Escuchar la dulce manera en la que te reías mientras me llamabas "Hyung".

Pero aquella llamada nunca llegó, y eso sólo me hizo entrar en un momento de oscuridad con mi mente, porque Park, me vuelves loco. Tú eres mi medicina, lo que me mantiene cuerdo a esta realidad tan cruel en la que vivimos. Sentí cómo se me caía la vida a pedazos al caer en cuenta que cuando no estás, la oscuridad reina en mi ser. Que eres lo único que brilla en mi mundo, lo que permitía que no me perdiera  en la depresión.
Pero en menos de dos horas sin ti me desmoroné sin previo aviso, y lloré sin parar cuando la estúpida idea de que era un ser inservible se metió en mi cabeza, pensando que acabar con todo sería la solución perfecta, que dejar de ser una carga para ti era lo mejor, que dejar de ser una carga para Hoseok sería mejor.
En aquel momento no había un "te amo" que valiera, uno de esos hermosos besos que me dabas que me permitían volar y sentirme vivo se volvió un simple recuerdo.
Entonces tomé aquella pastilla que por años tuve guardada en un cajón, y la cual nunca me atreví a desechar. Tenía un propósito, o eso fue lo que pensé en aquel momento, pero justo cuando estuve apunto de ponerla en mi lengua, la conocida canción de Talking To The Moon de Bruno Mars en mi celular me interrumpió, y supe de inmediato que eras tú, asi que contesté.

Quise negarme a ir a tu casa y decir que no tenía ánimos de moverme, pero ¿Cómo negarme cuando pones ese tierno y manipulador tono de voz?.

Una vez frente a tu casa, el abrazo cálido de bienvenida no faltó, haciendome sentir amado por un segundo. Un beso de tu parte en mis labios me liberó un poco de la presión que sentía mi pecho. Fuimos a tu cuarto con las manos entrelazadas mientras escuchaba cómo te había ido en la universidad. Siempre has sido de los más inteligentes de la clase, escucharte reir al contarme otra de las tonterías de TaeHyung me hizo soltar una sonrisa suave. Y mi corazón me gritó a cada segundo que me expresara, que te dijera cómo me sentía y el vacío y dolor tan grande que sentía. Pero aquella batalla la ganó mi mente, quien me convenció que no era necesario que cargaras con mis problemas y sufrimientos.

Creí que tenía razón.

Nos sentamos en el borde de la cama, yo sin soltar tu mano, y al contrario ejercí un poco mas de fuerza, provocando que llamara tu atención, y en menos de un parpadeo lágrimas rebeldes se escaparon de mis parpados. La angustia te inundó, y me abrazaste con fuerza mientras no parabas de preguntarme la razón de mi tristeza. Sólo pude excusarme diciendo que la presión del trabajo pudo conmigo.

Estoy cien porciento seguro que no te tragaste esa excusa, pero no quisiste preguntar nada más.
Luego de unos largos minutos finalmente me tranquilicé, y me brindaste aquello que siempre me daba paz.

Un beso.

Aquel beso llevó a caricias, y tras aquellas suaves caricias que se llevaron nuestras prendas, te escuché susurrar en mi oido

"Hazme tuyo Yoongi... Quiero ser tuyo. Sólo tuyo"

Y la noche de pasión se desencadenó.

Y ahí me encontraba, reflexionando en medio de la madrugada, cerca de las tres de la mañana. Dicen que a los demonios les encanta la noche porque la mente humana es sensible a la oscuridad.

Bueno, decidieron jugar conmigo aquella noche.

Y mientras observaba tus brillosos ojos avellana llenos de vida clavados en los mios, pensé en las miles de probabilidades en las que podrías ser feliz sin mí.

Qué equivocado estaba.

Los llantos cesaron, al igual que las lágrimas, y sólo mirabas el amanecer desde tu ventana, tus ojos ahora sin brillo observando los tonos naranjas que ya no te resultaban vivos, sino frios, ahora sólo significaban un día mas sin mi presencia en tu vida.
Me sentía cada vez más roto ante cada uno de tus pensamientos.

Por favor perdoname, JiMin...

Cuánto anhelé que escucharas aquellas palabras que mi corazón gritaba, que mis ojos lloraban y mi garganta rasgaba.

Eso era pedir demasiado, demasiado para un ser despreciable como yo lo era. Merecía tu completo odio, tu rencor... Pero no merecía tus lágrimas o tu dolor. Un ser tan bello, un ángel. No merecía sufrir por alguien tan común y simple como yo.

No fuiste a la escuela. Te quedaste en casa todo el día sentado en el borde de tu ventana, simplemente mirando perdidamente el cielo que poco a poco tomó el azúl claro, anunciando el inicio oficial de una fresca mañana.
Podía sentir que tu cuerpo estaba frío, más pálido de lo normal, desde el día anterior no comías nada luego de que se llevaron ese cuerpo que se hacía llamar Min YoonGi.

Las ganas que tuve de abrazarte no se comparan con nada ahora mismo, Jimin.

Las veces que he llorado por verte así son incomparables con el número de grietas que tiene mi alma ahora mismo, y una más se añadía a cada minuto que tu corazón se congelaba.

Quería que vivieras tu vida, no que la destruyeras, Jiminnie...

La luna reinó finalmente sobre el cielo oscuro, y mientras ella tomaba su lugar, las lágrimas ya estaban listas para brotar de tus ojos una vez más, y junto a ellas tu corazón una vez más gritó adolorido ante la barra de hielo que creaste a su alrededor.

El frío era lo mio, el calor era lo tuyo.

Así debía ser...

Otra noche en la que lloraste por mi causa, junto a los mares de recuerdos que se fundaron desde hace cuatro años, recuerdos que ahora mismo con cada fragmento de ellos una nueva herida se formaba en tu alma.

Observaba nuevamente cómo tu pecho se oprimía ante los llantos incesantes que salían de tus labios.

JiMin... No merecías sufrir por un inútil como yo.

Three Nights [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora