Tráfico III

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Me despierto con un dolor de cabeza horrible, miro a mi alrededor y me percato de que este no es mi piso.

- Hay que joderse –

- Te dije ayer que no dijeses palabrotas –

- Cállate ya, tengo resaca y no me apetece oír tus putas replicas todo el rato –

Me levanto y me visto ya que voy desnuda, por lo visto me acosté con el tipo, me cambio de ropa y salgo del piso sin hacer ruido.

Pongo mi dirección en Google Maps ya que no tengo ni puta idea de donde coño estoy y voy al mi apartamento.

Al llegar, voy directa al baño, me doy una ducha y luego me pongo algo de ropa, una camiseta y un tanga.

Me preparo algo de desayunar, cuando acabo me tomo una pastilla para el dolor de cabeza, me cambio de ropa y busco algún gimnasio al que ir a boxear un poco.

En cuanto lo encuentro cojo mi bolsa con ropa de recambio y vendas y salgo camino al gimnasio.

Al llegar aparco y me dirijo al recinto, pero el segurata de la puerta me para

- ¿A donde crees que vas bonita? – me pregunta

- Vengo a entrenar – digo

- Creo que te equivocas, la escuela fitness está allí – dice señalando

- Te aseguro que no, vengo a boxear, no a bailar - digo

- ¿Sabes luchar? – pregunta

- Domino todas las artes marciales y técnicas de lucha – digo

- Demuéstramelo – dice

- ¿Cómo? – pregunto

- Pelearás conmigo – dice – Si gano, dejarás que me acueste contigo, y si ganas, que no lo creo, podrás entrar y tendrás mi respeto –

- Me gusta – digo

Entramos dentro

- ¿Qué prefieres, boxeo con o sin guantes? – pregunta

- Lo que tú quieras - digo

- Esta bien, será sin guantes – dice

- De acuerdo – digo

Me quito la camiseta quedando tan solo con el top deportivo.

Entro dentro de la cancha, todos los chicos que están entrenando se acercan para ver la pelea.

- ¿Estás lista? – pregunta

- Claro – digo

Al principio dejo que el chico me pegue mientras voy calentando

- Esto va a ser pan comido – dice – Las mujeres sois débiles – dice mientras me pega un fuerte golpe haciendo que caiga al suelo – Si yo fuera tú me quedaría allí quieta – dice.

Yo escupo la sangre que tengo en la boca y vuelvo a levantarme.

Beso mi amuleto, un collar con una tabla de surf de madera que tiene dibujada una calavera.

El chico se acerca para pegarme de nuevo, pero hago un movimiento rápido y lo noqueo haciendo que quede inconsciente.

Todos se quedan boquiabiertos.

- Alguien más quiere retarme, o con que deje a uno inconsciente basta – digo mirando a todos, ellos me miran aterrados y vuelven a lo suyo.

Yo miro al hombre que sigue inconsciente.

- Tu – le digo a uno de los chicos que está entrenando

Él se voltea y me mira aterrado

- Tráeme un pozal con agua fría – digo

El asiente y corre a traérmelo

- A-a-aquí tienes – dice

Lo cojo y se lo lanzo al tipo que sigue inconsciente

- Te gane – digo

Luego salgo de la cancha y voy hacía los sacos de boxeo, comienzo a pegarle al saco, y los nudillos me comienzan a sangrar.

- Peleas bien, he visto como noqueabas a ese tío, ha sido impresionante – dice una voz detrás de mí – Sinceramente pensaba que te iba a vencer, pero lo que has hecho ha sido como en las pelis, has besado el collar y de un solo golpe lo has dejado inconsciente – Me volteo encontrándome con un tipo de ojos azules como zafiros

- Tampoco ha sido nada del otro mundo – digo – Cualquiera puede hacerlo –

- ¿¡Cualquiera!? Te equivocas nena, nadie de aquí podría hacerlo, ahora todos te temen – dice el tipo

- Pues parece que tú no – digo

- Ya bueno... - dice mientras se rasca la nuca

- Tienes algo más que decirme – le pregunto seca

- No – dice el

- Entonces vete, tengo que entrenar – digo

- Pero si te están sangrando los nudillos, no deberías parar, podrías lastimarte – dice

- Entonces será mejor – digo – El dolor despierta mis sentidos –

Él no dice nada, me mira durante unos instantes y se va.

Sigo pegando al saco hasta que mis manos comienzan a hincharse, entonces decido que ya es hora de irse.

Cojo mi bolsa y voy hacía los vestuarios, me doy una ducha rápida y me cambio, estoy vendándome los nudillos cuando el chico de antes aparece.

- Veo que al fin has decidido parar – dice

- Oye, no sé lo que quieres de mí, pero ya me estoy cansando de tus estupideces, así que toma aquí tienes 10.000€ cómprate un Ferrari, dos pitbulls, y una mansión y deja de tocarme los cojones – le digo

- Pero si es la segunda vez que hablo contigo – dice el

- Tengo poca paciencia – digo mientras cojo mi bolsa y salgo del recinto.

Ya no soy la mismaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora