Capitulo 3-

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Gemía como loca. La tenia pegada a mi cuerpo. Su piel brillaba con la luz de la luna que entraba tímidamente por mi habitación.

-Di que eres mía...- susurré en su oído.

-Soy...soy tuya.

Enrede mis manos en su pelo y acerque mis labios a los suyos. Quería estar totalmente pegado a ella.

-...te necesito...te quiero...no voy a dejar que nadie más te haga el amor...

-Calla Daniem y sigue follando. - dijo ella en un susurro excitado mientras me sonreía picara.- Quiero que me hagas tuya por completo.

Notaba que ya estaba llegando a correrme. Pero tenía que decirle algo antes para que viera aquello era importante para mí.

-Te amo Anaid.- dije mientras me vaciaba en su interior al mismo tiempo.

Ella me miro y empezó a hablar. Pero no la oía. En su lugar solo oía un teléfono.

Abrí los ojos despertando de mi sueño.

-Mierda...- dije decepcionado.

Había sido tan real...Me había corrido de verdad incluso.

El teléfono seguía sonando. Lo descolgué y lo coloque en mi oreja a la vez que  frotaba mis ojos.

-¿Diga?

-Hijo. Soy mami. Estamos en Las Barbados aun... ¿Qué tal va todo?

-¿Mama? Son las seis de la mañana...

-Lo sé pero luego tenemos una conferencia y comeremos con los inversores. Y después iremos a bucear con un cliente nuevo.

-Vale, vale...

-¿Que tal todo cielito?

-Bien, si. No pasa nada ya sabes que estoy acostumbrado a estar solo.

-Pero es la primera vez que no está tu hermano...ira esta fin de semana. Ya nos lo confirmo.

-Que magnifico...- dije con ironía mientras me levantaba y preparaba la ducha.

-Se que desde...bueno aquello. No os lleváis bien. Pero créeme. Eres joven. Tendrás más...

-No quiero hablar de ello mama..

-Ya...bueno cielo. Tu padre me apura ya para que bajemos a desayunar. Te quiero...te queremos chiquitín.

-Y yo a vosotros...adiós.

Lance el teléfono a la cama y volví al baño. Tenía tiempo de sobra. Podía relajarme en el jacuzzi. Fui a rellenarlo cuando en el fondo vi restos de barro y hojas. ¿Cómo había llegado aquello allí? Además había un coletero de chica de color vino.

-Sera de la criada...- dije mirándolo curioso.
Me lo puse en la muñeca a forma de pulsera y entre en el jacuzzi. Entonces el olor a coco y mango golpeo mi nariz.

-Anaid...- susurré.

Era como si ella hubiera estado allí. Olía a ella...mi erección reclamo mi atención. Cerré los ojos y agarre mi pene con ambas manos subiendo y bajando con necesidad. Quería tener a Anaid presionando mi polla con las paredes de su intimidad. Solo ella...desde que la vi no podía quitármela de la cabeza. Su pelo negro recogido en una trenza de espiga de la cual escapaban mechones alborotados que la hacían ver muy sexy. Sus ojos marrón verdoso adornados por aquellas espesas pestañas negras... Eran dos joyas que expresaban todo lo que pasaba por su cabeza. Aquellos labios rosados y gruesos...Y no olvidemos su cuerpo. ¡Menudo cuerpo! Cuando la vi desnuda me dolió el corazón de pensar que otro podría tocarla...y saber que un mal nacido ya lo había hecho me mataba... Sus redondos pechos con sus pezones rosados. No eran los más grandes pero eran perfectos para que mis manos lo rodeasen. Aquel culo en pompa... Mi erección no aguanto más. Me corrí. Salí del jacuzzi limpiándomela con cuidado. Anaid tenía que ser mía. Costase lo que costase.

Ladrona de pasiones[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora