Ladrona de pasiones[+18]

Capitulo-7

Hector me tomó entre sus brazos. Cálidamente. En volandas me subió hasta el baño y encendió el agua caliente y dejó que se llenara la ducha.

Yo no podía parar de llorar. ¿Otra vez a mi? ¿Por qué? Damien me había hecho el amor, y pensaba que había sido mágico para ambos lados. Pero cuando le necesité el no me ayudó. Me había engañado...

-Hey... cielo, estoy aquí para cuidarte. Voy a llevar a Matt a comisaria. Lo que te ha hecho... ha sido horrible.

-No...

-¿Qué? Anaid, es imperdonable lo que te ha hecho.

-Su padre murió cuando él era pequeño. Y su madre es...prostituta. Siempre me ha dado pena a pesar de todo...

-¿A pesar de todo? No me digas que...

-No es la primera vez que me viola. Es... es la segunda vez que me...-mis palabras se quedaron flotando el aire.

Hector comenzó a lavarme con la esponja. Cuidadoso, delicado. Como si yo fuera... importante. Conectó unas burbujas y salió de allí.

-Ahora vuelvo. Relajate. –susurró antes de salir.

(NARRA HECTOR)

Aquel pobre ángel había sido usado... de aquella forma tan cruel. Tan deleznable. No podía llevar a Matias a la policía si Anaid no quería... Eso estaba claro. Así que fui hasta la habitación de mi hermano. Descargaría mi ira en el.

-Es un pedazo de mierda.- dije entrando como un resorte. Interrumpiendo su lectura.

-¿Qué crees que estás haciendo?- replicó el sin amedrentarse.

-Anais. Esa chica a la que has llamado puta hace un rato. Estaba siendo violada.

-Sí... claro. Tu amigo de la universidad estaba de invitado y ha decidido violarla. Claro.

-Es su primo. Y no es la primera...

-No es la primera vez que la viola... -terminó el por mi mientras su cara se tornaba pálida.

Dejó un libro a un lado y se puso de pie.

-¿Dónde está? –Preguntó -¿Dónde está Anaid?

-¿Vas en serio? No quiere verte. Y aunque quisieras... no tienes derecho a volver siquiera a mirarla. Ella... te pidió ayuda. Llorando... Y tú la llamaste puta. No te acerques a ella. Jamás. Porque no quiere verte.

Terminé de decirle aquello y salí directo a la cocina.

Allí Matias estaba terminando de pajearse.

-¡Eres un mierdas! –grité iracundo asustándole de tal forma que se cayó de la banqueta en la que estaba sentado.

Aprovechando su posición comencé a darle patadas. A propinarle fuertes puntapiés y hacerle gritar de dolor.

-Tienes mucha suerte... Tienes mucha suerte de que sea ilegal matarte. Porque te colgaría de los huevos y te dejaría morir de hambre por esto. TE LARGAS DE MI CASA: ¡YA!

Con una última patada en la boca le hice rodar por el suelo y como pudo se puso en pie y salió de allí.

Volví al baño y allí estaba Anaid, sorprendentemente entera, abrazándose las piernas y jugando con la espuma.

-Eres tan fuerte...-susurré mientras empezaba a sacarla de allí y rodearla con una gran toalla.

-Soy muy débil... si fuera fuerte no habría llegado a ceder a los piropos de tu hermano. No estaría aquí y Matias no me habría...

-Shu... no es tu culpa. Al menos... yo he conocido un angel.

Ella alzó los ojos hacia mí y le acaricié el rostro con delicadeza.

-Yo soy la que ha conocido un angel. Gracias por ser tan bueno conmigo...

Sonreí y la abracé más fuerte contra mi pecho llevándola hasta mi cuarto. Allí la tumbé y la cubrí con muchas mantas.

-Duerme dulce angel... duerme.

Me dejé caer en un sofá cercano y la miré dormir.

(NARRA DANIEM)

Era idiota. Un completo y total idiota. Al ver a ese tipo sabía que me sonaba de algo. Por supuesto que era el primo de Anaid... El tipo por el cual la traje aquí. Y al final no sirvió de nada puesto que el llegó a ella. Mi hermano lo trajo aquí. Quería culparle. Gritarle mil mierdas. Pero... No tenía realmente la culpa. Él no podía saber quién era ese degenerado. En cambio yo sí. Y yo sabía que Anaid no era una fulana. Y aun así... Aun así me enfadé al verla en otros brazos. No tenía derecho, ni valor, como para ir a buscarla y pedirle perdón. Miedo a que me rechazara. Miedo a su mirada de reproche.

--{ TRES MESES DESPUES}—

(NARRA ANAID)

Su pene entraba y salía de mi boca de forma rítmica Era delicioso. En mi intimidad explotaban mil fuegos artificiales mientras otro miembro erecto entraba y salía.

-Tenias razón tío... es una autentica zorra.-dijo el tipo al que le estaba chupando el miembro.

-Te dije que es el mejor polvo que echaras nunca.-dijo Brandon mientras empezaba a moverse más rápido contra mi.

Mis gemidos inundaban toda la estancia. El amigo de Brandon... ¿Peter? ¿Jack? Bah... daba igual... Brandon me lo presentó en la última fiesta de Harry. Mientras él gemelo me metía unas bolas en la zona intima, Brandon y su amigo se unieron al grupo de selectos espectadores. Al bar conmigo Brandon me pidió una paja, sin dudarlo empecé a hacérsela mientras su amigo me miraba excitado.

Este trío era delicioso sin duda.

Volví a casa alrededor de las once. Sin bragas ni sujetador de tal forma que se podía notar cada parte de mi cuerpo sobre la tela blanca del vestido. Al entrar, como ya esperaba, no estaban mis padres. Tampoco había rastros de Nick, pero si estaba Matias.

-Hola primita...-susurró lascivo mientras venía hasta mi y me llevaba hasta una mesa donde sin contemplación comenzó a hacerme suya.

Os preguntareis que paso. Es fácil... tras Matias vinieron un par de depravados más. En los baños del colegio un par de chicos de tercero que me obligaron a satisfacerles. En una fiesta de Samantha donde un chico universitario me violó analmente. Y por ultimo Brandon. El vino a mi casa, a sabiendas de que no habría nadie, y me violó en mi propia cama.

Beca me contó que no era la primera en ese instituto que comenzaba así. Que tras varias veces de verse sometidas terminaron por ceder y dejarse violar. Y empezaron a disfrutar. Y eso me pasó a mi. Harry se había ido con una beca cinco meses a Londres. Damien ni me hablaba y Hector volvió a la universidad. No tuve noticias de el. Me quedé sola...

Matias se corrió dentro de mi y me dejó caer sin cuidado riendo.

-Oh... mi prima la zorra. Que bien me ha sentado este polvazo...

Le di un beso en los labios y me fui hasta mi habitación. Allí me tomé la pastilla del día después y me puse a hacer deberes.

Ahora era una chica más de aquel instituto.