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04-01

Habían pasado dos semanas desde su desaparición. El rubio cenizo quería fingir que no le importaba, pero en su interior la preocupación creía cada día más.
Sus notas bajaron, tanto en exámenes teóricos como en prácticos. Todos sus profesores empezaban a preocuparse, ya que él solía ser un chico egocéntrico, orgulloso e irascible, y había cambiado llegando a ser un chico calmado, callado y obediente a la vez que problemático.

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- Katsuki, están hablando de Izuku en las noticias! -al oír estas palabras de su madre salió de su habitación, bajó corriendo las escaleras y se tiró al sofá a ver las noticias.

Efectivamente, su amigo de la infancia, Midoriya Izuku, el chico por el que había estado preocupado semanas por haber desaparecido, al fin había dado señales de vida.

- <<Midoriya Izuku, el chico de 15 años de edad que desapareció hace dos semanas atrás, ha sido visto en una ciudad cercana. Según algunos testigos, el chico no presentaba heridas en su cuerpo y lucía ropas limpias, por lo que la policía no entiende la razón de su desaparición.>> -fue lo que dijo la reportera.

- Deku... Estás vivo... -el de ojos carmesí se acercó más a la TV para intentar averiguar la ciudad en la que se encontraba el chico, sin resultado.

- <<En otras noticias......>> -al ver que la reportera no decía nada más de él, volvió a subir rápidamente a su habitación y se encerró allí.

Encendió su computadora, entró en el buscador y empezó a investigar sobre el caso de la desaparición de su amigo. Ni siquiera él sabía por qué lo hacía, no creía tener una razón aparente, pero estaba demasiado ocupado intentando averiguar su lugar de alojo como para ponerse a pensar en eso.

06-01

Dos días habían pasado, no salía de su habitación. Seguía investigando, imprimía todas las noticias escritas y descargaba todos los vídeos que decían algo de él. Todo lo que encontraba que tenía algo que ver con el caso, lo guardaba de una manera u otra.
Había adelgazado un poco, ya que ni siquiera dejaba entrar a su madre para que le llevara comida a su habitación. Dejó de ir a clases, por lo que esta última mencionada empezó a preocuparse también por él. Solo salía para ir al baño, y ni siquiera era para asearse. De vez en cuando llenaba la tina y se metía ahí a meditar, pero no se lavaba.
Hasta que, en la tina, se paró a pensar...

- Y si no está en el país? -por alguna razón, eso lo veía lógico.

10-01

12 am, toda la ciudad dormía. El rubio cenizo cogió la mochila más grande que encontró en su casa y la llenó con bolsas de papas fritas que había estado acumulando y un par de botellas de agua. Antes de meterse en su habitación, había cogido sus zapatos y los había metido dentro, así que se vistió, se los puso, cogió su polerón favorito, todo su dinero y salió por la ventana a la calle.
Caminó por una hora, hasta que llegó a la parada de bus que lo llevaría fuera del país. Pagó lo necesario para el ticket y subió al bus, se sentó en uno de los duros y fríos asientos y el automóvil arrancó.
Miró el polerón en su regazo, lo llevó a su rostro y lo olió profundamente. Olía a él. Y es que hacía unas semanas había prestado ese mismo polerón al de cabello verde y se había impregnado de su olor, por lo que no lo lavó desde entonces. El solo ver la prenda le recordaba a él, no pudo evitar que algunas lágrimas brotaran en sus ojos y cayeran por su rostro en contra de su voluntad.

- Estás bien, hijo? -una anciana le preguntó, algo preocupada por verlo llorar.

- Eh? Si, tranquila, no se preocupe. -sonrió falsamente, intentando secarse las lágrimas.

- No deberías andar solo, hijo, hace unas semanas desapareció un chico de tu edad. -comentó la mujer.

- Lo se, señora, lo he visto en las noticias. -respondió amablemente. "Y ese chico es la persona a la que... amo?" pensó.

Bastantes horas después, llegó a su destino. Bajó del vehículo y empezó a caminar por las calles en busca de algo que le diera alguna pista de dónde podía encontrarse el chico de ojos verdes. Al llegar a lo que parecía ser un callejón, notó como alguien golpeaba fuertemente su cabeza y caía al suelo, antes de desmayarse vio la silueta de dos hombres.

Luego de quién sabe cuánto tiempo, el ojirrojo recuperó la consciencia. Se encontraba atado a una silla y le sangraba parte de la cabeza, la sangre teñía esa parte de su cabello de color rojo. Cuando abrió por completo los ojos, pudo distinguir en la otra punta de la habitación a un chico de cabello rizado de espaldas a él, haciendo algo en una mesa. Solo se le vino a la cabeza una persona.

- Deku? -el chico volteó a verlo y sonrió.

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