notas al vacío.

XXVII

Quizás el miedo constante a lo desconocido es lo que no nos deja emprender vuelo.
Qué sería de nosotros sin el sentimiento horrible de qué pasará. Miedo a amar, ser quienes queremos, hacer lo que queremos. Opiniones ajenas y erróneas generan esto.
No tendríamos ni que dudar cuando estamos o amamos a alguien, eso no nos llevaría a ningún sitio. Solo nos dejaría con un nudo en la garganta, un vacío interminable en el pecho, como cuando te despides de alguien con miedo a que el destino no vuelva a juntarlos, con temor al olvido, al futuro, siendo tan bien vestido bajo dudas y metas inalcanzables.

Dudo que una persona sea fuerte todo el tiempo. Nadie puede soportar mucho. Él, pareciese que podría hasta mantener el peso del mundo en sus tan frágiles brazos. Reitero, pareciese, no es así. Es débil. Necesita una persona que se quede junto a él cuando sus demonios se apoderen de su mente. Necesita una persona que lo abrace y le haga saber que todo estará bien, que se mantendrá a su lado. Necesita una persona que lo llene de besos, que no provoque más miedos. Solo amor. Necesita una persona que, cuando llore, lo acurruque en sus brazos y le susurre al oído palabras que lo alienten a seguir, cosas hermosas que solo quien te ama, las redacta.
Me emocionaría la idea de mantenerme a su lado a pesar de todo lo que pueda pasar. Quizás, el arriesgarse por alguien no es tan malo.

Cuando te dicen 'amor a distancia', tu mente lo relaciona con dos personas que no se ven nunca. Antes no creía que existiese, no creí que una alguien sea tan valiente de mantener uno, serle fiel a pesar de la distancia, ser tan audaz de soportar tanto. Él cambió mi perspectiva. Me enseñó que, si uno quiere, puede. Pongo en duda que una persona que no te ama, viaje entre una hora y tres para verte.