HUBO una vez un conejo de peluche, y en principio fue realmente espléndido. Era gordo y rechoncho, como debe ser un conejo; el peluche tenía manchas de marrón y blanco, tenía bigotes reales y sus orejas estaban revestidas de satín rosado. Una mañana de Navidad, se sentó enclavado en la parte superior de la bota de navidad del niño con un ramillete de santo entre sus patas, el efecto era encantador.
Había otras cosas en la bota, nueces y naranjas, un camión de juguete, almendras de chocolate y un ratón mecánico, pero el conejo era por mucho el mejor de todos. Durante al menos dos horas el niño jugó con él, a continuación, tías y tíos llegaron a cenar, y hubo un gran murmullo de papel de seda y apertura de regalos, y en la emoción de ver todos los nuevos regalos el conejo de peluche fue olvidado.
Durante mucho tiempo vivió en el armario de juguetes o en el piso del cuarto del niño, y nadie pensó en él. Era naturalmente tímido, y como sólo estaba hecho de peluche, algunos de los juguetes más caros se burlaban mucho. Los juguetes mecánicos eran muy superiores y menospreciaban a todos los demás; estaban llenos de ideas modernas y fingían ser reales. El modelo de barco, había vivido dos temporadas y había perdido la mayor parte de su pintura, entendió el modo de ellos y nunca perdió una oportunidad de referirse a su timbre en términos técnicos. El conejo no podía reclamar ser un modelo de nada, pues no sabía que existieran conejos reales; pensaba que eran todos rellenos de aserrín como él y él sabía que el aserrín era bastante obsoleto y nunca debía ser mencionado en círculos modernos. Incluso Timoteo, el León de madera, que fue hecho por soldados discapacitados y debería haber tenido puntos de vista más amplios, se vanagloriaba y fingía estar relacionado con el Gobierno. Entre todos ellos el pobre conejo se sentía a sí mismo muy insignificante y banal y la única persona de todas que fue amable con él fue Caballo de Tela.
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El conejo de felpa
Historia CortaEsta es la pequeña historia de un conejo de felpa que anhela ser un conejo real. Todos los créditos a su Autor, Marguera williams.