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—Al parecer ya sabe qué escoger  —dijo el ogro al verme llegar justo después que él al salón. Simplemente ignoré la mirada burlezca que me dió al igual que el cuestionamiento de "¿y cómo mierda sabe eso?".

Simplemente me senté en el fondo, prestando atención, claro, pero él siempre encontraba alguna manera de jugarnosla en contra. Me tenía al borde del colapso, sin duda.

No podía creer que simplemente me había regañado, de nuevo, por prestar atención, o según el "estar en mi mundo"

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No podía creer que simplemente me había regañado, de nuevo, por prestar atención, o según el "estar en mi mundo". Mi rostro estaba enrojecido de pura furia, no pude evitar escribir su nombre en un papel dentro de mi libreta, repetidas veces, con rabia. 

Al tocar para el receso, salí hecha una bala del salón, siendo afortunadamente la primera en hacerlo. Me dirigí a lo primero que parecía un baño, y, acertándo, cerré con llave la puerta para que nadie más entrara. Pues tenía un ataque de rabia y no es bueno que la gente lo vea. Saqué mi encendeor del bolsillo trasero de mis jeans y no tarde en prender la flama para luego quemar el papel que yacía en mi mano, ya con fuego en la punta lo dejé caer al lavamanos. Esperé a que se convirtiera en ceniza y prendí el agua, todo yendose por el desahue. Al salir me encontraba más relajada pero aún tensa. Miré a ambos lados mientras guardaba el encendedor.

Dormir, era perfecto para relajarme, por lo que pensé en mi mente algún buen lugar para descansar la hora y treinta minutos que tengo libres. Deduje que el patio sería la mejor opción, y al llegar mi salvación fue representada con forma de tronco. La sombra de aquél árbol se veía exquisita a simple vista. No tardé en sentarme bajo él y cerrar los ojos, no sin antes poner mis audífonos con música lo suficientemente alta para no escuchar mi alrededor pero tampoco tanto como para reventar mis oídos.

Luego de unos minutos así, solté una maldición al sentir como aire entraba repetidamente por mi oído derecho, haciendome sobreexaltar y abrir los ojos de golpe. Divisé a mi lado al chico incógnito reteniendo mal la risa, cosa que me hizo quitar los audífonos y rodar los ojos, cruzándo mis brazos levemente 

— ¿Cómo estás?  Justo pasaba por aquí y te vi durmiendo en este árbol tan especial para mi —dijo observandome aún con una sonrisa divertida.

Pues yo seguía emperrada, ni siquiera pude medirme porque no tardé en desahogarme en 2 segundos.

 —Ese estúpido profesor, a veces me dan ganas de... — Fui apagando mi voz para no compartir pensamientos sangrientos con el chico, pensamientos no muy necesarios de saber. No me esperaba que me interrumpiera, y exactamente con posibles asesinatos que tenía en mente.

  — ¿Ganas de tirarlo a un río? ¿Golpearlo? Somos dos — Volvió a reír de forma bastante adorable, sus encías se podían observar al igual que sus dientes frontales mientras una sincera eyesmile acompañaba su suave risa. No pude evitar contagiarme por escuchar aquella dulce melodía acariciar mis oídos. 

En un momento, al relajarnos, nos quedamos observando mutuamente. Yo con una brillante sonrisa, mi estado anímico había subido gracias a él. Me agradaba. Su personalidad era totalmente distinta a su aspecto y eso era interesante.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2018 ⏰

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