Anales Perversos (*)😈

Desahogo de Laura. Parte 4

Anales perversos (*)😈
Parte 4

Escuchar a Laura con esa tristeza impregnada en su voz me causaba tristeza, pena ajena o no sé qué. Trate de animarla, hice todo lo posible para que ella confiara en mí, sabía que en este momento quería un apoyo, y ahí estaba mi hombro para dárselo.
Suena mal, pero era el momento justo para que ella pudiera verme como alguien diferente a su esposo. Tal vez era peor pero ella no lo sabía.

-tranquila, nada de lo que te pase vale la pena, tus lágrimas son valiosas, no se las des a nadie. -le dije-.

-Es que ya no aguanto (rompió el llano).. yo no sé porque me pasa esto, no entiendo. -me dijo mientras sus palabras eran menos entendibles por su llanto-.

-Tranquila, cálmate, si te querés desahogar aquí estoy, confía en mí. -le dije tratando de aprovechar la ocasión-.

Entre llanto y su voz quebrada Laura comenzó a contarme qué le sucedía, que pasaba en su vida marital y porque estaba así.

-Me da mucha pena contarte esto, pero ya no puedo, no tenga amigas y nadie con quién desahogarme, me duele el corazón. Yo lo amo, amo a mi esposo, pero no sé qué le pasa....
Cuando éramos novios el era muy atento y detallista, eso me enamoro de él, era romántico, se notaba su amor por mí, después de nuestro hijo todo comenzó a cambiar, el dejo de tocarme, ya no sentía el mismo deseo de antes, tal vez por la cicatriz que quedó en mi vientre por la cesaría. No sé qué pasó, porque cambio tanto en su forma de ser y tratarme. Hemos pasado noches de espalda contra espalda, solo porque el así lo quiere, ya no me besa, ya no me toca, ya no me hace sentir mujer. Han habido ocasiones en que me ha lástimado, con golpes, jalones. Es como si a él todo le molestará, como si yo fuera una carga para él, no sé, que le pasa. Hace un par de días cuando lo fui a ver haya dónde están ahorita (se refería al día en que la conocí), estabamos sentados comiendo, y me dijo que me veía mal como había ido vestida, que parecía una puta, que además estaba fea y gorda, me hizo sentir mal y me puse a llorar ahí, tal vez nadie se dio cuenta o tal vez sí, pero no aguante, no pude, sus palabras me duelen tanto. . (Laura lloraba).

Qué tonto era mi compañero al tratar de esa manera a su esposa, yo la conocía de vista, y en verdad es atractiva, su cuerpo es en verdad exquisito, tiene todo lo que un hombre desea de una mujer, pero bueno, tal parece que Toño prefiere el pellejo que un buen corte.

Apartir de esa primera llamada Laura y yo nos volvimos amigos, los días pasaban y todos los días hablabamos por teléfono, no había día en que yo no le marcará o enviara mensaje, a mi ella me gustaba y quería tenerla, una mujer como ella, es un trofeo preciado para mí.
Por las noches, mi compañero Toño platicaba sandeces con sus "amiguitas" mientras que yo platicaba cosas incluso cursis con su esposa. Eso me brindaba excitación. Laura un dia me preguntó que si yo sabía algo de su esposo, a lo que yo le respondí que NO y que no me preguntará más por eso, no me sentía cómodo hablando de él y que mejor habláramos de nosotros. Y ella aceptó.
No volvimos a hablar de Toño, pero si mucho de nosostros.

Los días pasaban y Lau y yo nos hicimos amigos, confidentes incluso teníamos planes para vernos en persona. La idea era platicar aunque solo fuera unos minutos.

Fue un día lunes. Pedí permiso para salir unas horas, Toño y otros compañeros fueron a patrullar, yo me quedé. Y salí un rato, llegue al parque donde habíamos quedado de vernos Laura y yo, a los pocos minutos la vi llegar con su bebé. Ver a Laura venir hacia mí, era algo que no lo podía creer, Laura era preciosa, incluso yo no merecía siquiera platicar con ella, y ahí estaba sonriente.

-hola, así que eres tu. -me dijo mientras besaba mi mejilla y sonreía-.

-si, soy yo. -le dije-.

Se sentó al lado mío, casi juntos, le pregunté por su bebé, le pedí que me dejara cargarlo y lo hizo. Comencé a hacerle musarañas (muecas) al bebé para hacerlo reír y este lo hizo. Veía de reojo que ella estaba como asombrada, por qué me portaba así con su bebé y me veía.
Casi toda la plática me la pasé cargando al bebé.
En un momento nos dejamos llevar por no sé qué. Ella se acercó para ver más a su bebé y quedó muy cerca de mí, voltee a verla y ella a mí, la tomé con una mano del rostro y nos acercamos lentamente para darnos un beso en la boca.
Podía sentir su respirar chocar con la mía, sentía la textura de sus labios disfrutar de los míos, su rostro cerca de mí me causaba tanto gusto, besar sus labios me daba placer absoluto.
Fue un beso tierno, suave y muy despacio, abrí los ojos y pude ver cómo nuestros labios se separaban seguida de una sonrisa de ella.
Nadie más importaba en ese momento, solo nosotros.

Dos meses después...
Después de muchas pláticas y salidas a pasear, después de Miles de besos tiernos, después de tanto amor (porque ya lo sentiamos) nuestros deseos estaban en planes de hacerse realidad.
Planeamos un encuentro, una cita para disfrutar y consumar nuestro amor.
Una cita donde disfrutaríamos de nosotros en cuerpo y alma.
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Continuará