»Capitulo 4 «

242 20 10
                                    

-Si no era princesa, ahora menos soy Reina. –dije sonriendo al ver como Matt, dejaba un pequeño y cálido beso sobre mis nudillos. Escuche unos pasos y risas atrás. Las plásticas.- Tenemos que irnos de aquí, si no quieres terminar muerto. –murmure mirando a Matt, con un poco de angustia. No quería terminar esa hermosa escena, pero ellas lo harían pedazos.

-¿Qué? ¿Pero por qué? –dijo Matt, mientras se levantaba y me miraba un poco extrañado.

-¿Así que también se puede hacerle eso a los nerds?-Dijo Annie, detrás de mi espalda.- ¿Pueden ser esclavos? ¿Es una nueva regla TayTay?

-Uno, no es mi esclavo, y solo recogía un lápiz que se me cayo al piso, y dos, no no es una nueva regla de tu estúpida “tradición”-dije en un tono un poco molesto.

-Pero que tenemos aquí, la pequeña TayTay, se enamoro de su propio nerd. Pues vaya que te sale bien el plan pues tus calificaciones van mejorando. –Dijo Amy en mi oído.

-¿Yo enamorada? Por favor. –bufé, hice una seña con la mano para que Matt se fuera, yo me encargaría de ellas, el no tiene nada que ver en todo esto.

-Entonces, ¿Por qué te beso la mano? Oh, ¿La estas conquistando? –dijo Caroline con un poco de entusiasmo.- Pues feo feo que digamos no estas. Para ser un nerd, no estas nada mal.- Annie, al escuchar eso se acerco un poco más a Matt antes de que el pudiera escapar. Comenzó a tocar su hombro, hasta llegar a su pecho, hizo un par de círculos en este y siguió bajando hasta su abdomen, paso su mano por todo su abdomen marcando los pequeños cuadros que apenas se le formaban a Matt, siguió bajando su mano hasta el borde de su pantalón, note como Matt se ponía nervioso y me miraba con algo de miedo.

-Pero que mierda haces. » Maldita perra. « -Exclame con un poco de enojo. ¿Cómo se atreve esa desgraciada a tocar a MI Matt? Rapidamente alcance la mano de Annie y la retiré del cuerpo de Matt, tome su mano y lo jale por todo el pasillo.- Tu grado de pendejes es toxico. –murmure enojada, mientras jalaba la mano de Matt, hasta que doblamos la esquina del pasillo.

-Me estas lastimando. –Estaba tan jodidamente enojada que apenas si alcance a escuchar lo que decía Matt. Solté mi agarre y lo miré frunciendo en ceño.- ¿Por qué mierda te dejaste tocar por esa maldita perra? –dije tratando de no sonar….¿Celosa? ¿Qué? ¿Yo celosa de la pendeja toxica? Jamás.

-¿Lo qué estoy viendo son celos? –se cruzo de brazos y se recargo en la pared. Vaya que poniéndole una chaqueta de cuero, unos jeans ajustados, una playera blanca y unos vans, traería a todas a sus pies.

-¿Yo? ¿Celosa de esa? Jamás. No tendría porque tenerle celos.

-¿Entonces? ¿Y la escenita de celos? –dijo reprimiendo una risa. ¿Los celos dan risa? Le va a dar mucha risa cuando la vea muerta por estar tocando a mi hombre. ¿Mi hombre? ¿Pero qué carajo piensas?

-¿Cuál escenita de celos? Te salve la vida, te salve de esa calienta amigos.

-¿Salvarme la vida? Querrás decir, PENE. ¿No? –dijo resaltando la palabra “pene” Agh como odio es palabra, es la palabra y la forma adecuada, pero ni era el lugar para decirla, a decir verdad no sé cual es el lugar exacto para decirla.

- Oh vamos, ¿Quién es el que tenía la cara “Por favor ayúdame, mi pene va a explotar”? –dije ahora esta vez enojada y sin ninguna expresión en la cara.

-Lograste decir pene. Yey.

-¿Cuál es tu obsesión por los penes?

-¿Cuál es tu problema con que Annie me toque el pene?

-¿Tienes que decir tantas veces la palabra?

-Deberías de responder mi pregunta.

-No son celos, ni nada de eso. Porque ósea, tu eres mi amigo… -ni siquiera me dejo terminar la frase y comenzó a hablar.

-Vaya vaya, ¿Amigos? ¿No hay una regla en contra de eso?

-¿De que carajo hablas?

-Tu queridísima amiga Annie, pego una lista de reglas para las plásticas en cada pizarra del colegio. Regla número no sé cual, “Las plásticas y los nerds, jamás pero JAMÁS, deben ser amigos” –dijo con un tono gracioso, tratando de imitar a Annie a lo cual solté una risita.

-Lo sé, pero yo no soy como ellas. –murmure mirándolo a los ojos, después de unos segundos baje la mirada hasta mis pies.

-Lo sé princesa, lo sé. –me tomo de la cintura  y me apego a él, acurrucándome en sus brazos. Pase mis manos alrededor de su cintura apegándome a el, inhale su aroma a lo cual es rio, recargo su barbilla en la mía y comenzó a tararear una canción de cuna.

NARRA MATT:

Por fin la tenía en mis brazos, al fin pude abrazarla y no me rechazo.

-Comencé a tararearle mi canción preferida de cuna, mi madre la cantaba cuando era pequeño y no podía dormir. Di un suave y tierno beso en su cabeza, e inhale el olor de su cabello, seguí con mis manos en su cintura comencé a acariciarla suavemente con mis pulgares, a lo cual ella se estremeció. La tome con un poco de fuerza de la cintura y la separé un poco para poder mirarla a los ojos.- ¿Mejor princesa? –murmure mirándola, estaba más tranquila y con una sonrisa en la cara, la cual automáticamente hizo que yo sonriera.

-Mejor. –murmuro ella con un hilo de voz, mirándome directamente sin quitar esa sonrisa. Escuche un par de risas al otro lado del pasillo y la miré un poco asustado.- Es hora de irnos, preciosa.

TAYLOR:

-Estaba acurrucada en los brazos de Matt, hasta que me separo para que nos miráramos a los ojos. Nos quedamos mirándonos con una sonrisa en la cara, hasta que escuchamos un par de risas. Las plásticas.- Es hora de irnos, preciosa. –murmuro Matt cerca de mi oído, a lo cual asentí separándome poco a poco de el.

Fuimos caminando por los pasillos, quedamos de acuerdo en no entrar a clases, ya que lo único importante del día era el examen. Solo faltaban dos clases. Podíamos ir a casa, pero estaba el mayordomo que siempre viene por mi, y si no me encontraba tendría serios problemas. Nos escondimos detrás de un basurero enorme que estaba detrás de la escuela. Teníamos que idear algo antes de escapar.

-Podríamos ir al parque. –dije con un poco de entusiasmo, sonreí tiernamente mirándolo.

-sonrío al ver mi expresión.- Yo voy a donde quiera ir la princesa. Pero vámonos, que esto apesta.

-solté una carcajada y tape mi boca de inmediato.- Se supone que yo soy la mujer.

-Cambiemos de papeles, tu serás el hombre y yo la mujer. –dijo conteniendo una risa, pensando que no aceptaría.

-Esta bien, pero te vendría bien una arregladita. ¿Ser hombre significa que tengo que caminar cómo si tuviera pañal? –dije riendo, el quito las manos de mi boca y negó.

-Soy hombre y no camino así.

-Eras. –remarque entre risas.

-Deberías prestarme esa hermosa falda. –dijo con un tono parecido a mi voz. Golpeé su pecho con mis dos manos e hice un pequeño puchero.

-Tomo mis manos entre las suyas y río levemente.- No logras hacerme daño, cariño.

Diario de una ciber-noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora