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— ¡Kenji-san! —le llamó, más no pareció escucharle.

Como ya iba lejos decidió seguirle antes de que le dejara atrás. Una vez llegó a la casa recordó el suceso y fue directamente a la ventana. Allí vio a Yosano ponerle mucha pimienta a la sopa, un cerdo en la cama para bebé y recostado en el sillón a...

— ¿Dazai-san?

En ese momento se abrió la puerta y Ranpo salió a recibir a Kenji.

—Una invitación de parte de la Reina Roja —le entregó el sobre con una sonrisa y se retiró.

—Atsushi. ¿No te has dado cuenta? —preguntó tranquilamente ojeando la carta.

El nombrado dio un brinco y se le quedó viendo.

—No... ¿Ranpo-san, qué es todo est-?

-Bien, cuando lo sepas nos vemos.

Sin darle tiempo de responder cerró la puerta en la cara, lo único que alcanzó a ver fue como Dazai le miraba de reojo desde el sillón.

Sin comprender nada todavía volvió a suspirar por segunda vez en el día. Resolvió volver al bosque. No recordaba mucho a partir de ese punto así que vagó un rato hasta que le pareció percibir algo en las ramas de un árbol más no le prestó atención.

—Atsushi-kun~

Se volvió rápidamente al escuchar su nombre. Era Dazai, y ahora que lo recordaba el otro personaje que estaba en la casa de la Duquesa, que resultó ser Yosano, era el Gato; el cual encajaba con la imagen del suicida que llevaba orejas de gato, una cola y le miraba con una gran sonrisa.

—D-Dazai-san...

Desapareció apenas dijo su nombre.

—Estoy por aquí ~

Se volvió encontrándose con el otro a sus espaldas, estaba muy cerca.

—Dazai-san, ¿Pero qué...?

—Al fin me toca —sonrió enderezándose—. Te preguntas que es esto, ¿No es así? Pues deberías ya haberte dado cuenta.

— ¡Todos me dicen eso! Al menos dígame que debo hacer.

—Es muy sencillo —dijo tomando más seriedad—. Lo primero es saber que está pasando y entonces sabrás como salir de aquí.

— ¿Y qué es lo que está pasando?

—No puedo decirte —hizo un puchero triste y susurró-: Mucho menos yo.

Atsushi solo le miró. De todos solo él le había dado más pistas. Le recordó a todas las veces donde el mayor siempre le aclaraba todo lo que no comprendía.

—Ranpo-san me dijo que hablara con él en cuanto lo supiera. Le agradezco haber intentado decirme un poco más al menos. Descubriré que es lo que pasa —declaró con más seguridad.

El más alto alzó la mano hasta revolver los cabellos del otro.

—En estos años no me había dado cuenta de lo mucho que has crecido.

Al peliblanco se le subió algo de color al rostro.

"Nadie aún, Atsushi?" ¿Porque era tan incapaz de decirlo?

—Dazai-san, yo-

—Es una lástima que sea la última vez —dijo esta vez sin una sonrisa. Frunció el ceño, callándose de repente, mientras el castaño volvía a sonreír grandemente—. ¡Bueno! Dije que no podía decirte pero si puedo ayudarte a darte cuenta por ti mismo.

— ¿Eh?

— ¡Lest go! ¡Si respuestas quieres recibir, con la liebre de marzo debes ir!

Le empujó haciéndolo tropezar de cara contra un letrero.

—Ahg... ¿Dazai-san, quien...? —Solo alcanzó a ver como como una sonrisa -que era lo único visible- iba desapareciendo poco a poco—. Usted...también...

Nuevamente solo, se fijó en el letrero. Era una flecha que apuntaba a un camino. Lo siguió.

The tiger in wonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora