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011. "Recuerdos"


— No me esperaba que fueras así — le reprendió el castaño, todavía impactado por lo que acababa de suceder —. Te merecías esa bofetada. Te has comportado como un completo imbécil.

Jungkook no le contestó. Sabía que se la merecía, y ahora que lo pensaba, no entendía como había sido capaz de decirle esas palabras tan terribles. Él siempre se dejaba llevar por sus impulsos y eran pocas las veces que se detenía a pensar antes de hablar.

— ¿Sabes? — continuó diciendo— . Creía que te comportabas así con ella porque te ponía nervioso que fuera igual de talentosa que tú. Pensaba que en el fondo de ese frío corazón tuyo la respetabas — Taehyung se detuvo y miró a Jungkook fijamente —. Pero llegados a este punto creo que la odias de verdad y no entiendo el por qué. Hoy has sido muy cruel, Jungkook.

El pelinegro se mantuvo en silencio, no podía reprocharle nada y de todas formas, no era a él a quién le debía una explicación. 


 [...]

Mina llegó a su casa a las cinco de la mañana. Se puso el pijama rápidamente y se tumbó en la cama. Ni siquiera se molestó en mirarse al espejo; sabía que estaba totalmente demacrada y que sus ojos estarían hinchados de tanto llorar.

No era casualidad que sus ex-compañeras hubieran entrado en la tienda. Ellas tenían mayordomos y cocineros privados que les hacían la compra y les cocinaban, y en el excepcional caso de que la tuvieran que hacer ellas, no irían a un supermercado barato como el suyo.

Así que eso solo significaba una cosa; la habían encontrado y iban a cumplir la promesa que le hicieron antes de transferirse de colegio.

"Te encontraremos y acabaremos de amargarte la vida".

Mina empezó a recordar por todo lo que había pasado.

Sus padres eran tremendamente estrictos – y estúpidos – con ella. Todavía estaban enfadados con ella por haber echado a perder la oportunidad de graduarse en el Seoul's Elite High School. Para una familia pobre como la suya estudiar allí era como un sueño inalcanzable, pero fue gracias a una beca especial que a Mina se le permitió estudiar allí. 

Al principio no quería contarles a sus padres lo que le pasaba en el colegio, puesto que ambos estaban muy orgullosos de que su hija asistiera a un colegio con tanto prestigio. Y, aunque lo hubieran sabido, jamás se habían preocupado por su bienestar, el estatus social de la familia era mucho más importante que su sufrimiento.

Era fácil ocultarles las lágrimas y los ataques de ansiedad.

Era fácil mentirles sobre cómo se sentía.

Era fácil engañarlos.

Pero poco a poco los moratones y las heridas eran más difíciles de esconder.

Su hermano lo descubrió y avisó a su madre.

Su hermano empezó a trabajar para poderle pagar sesiones con una psicóloga, como si eso fuera a solucionarlo todo.

Su hermano intentó convencer a sus padres de cambiarla de instituto.

Sus padres no quisieron. Era el mejor instituto de Corea y su hija solo estaba siendo una exagerada.

Su padre lo sabía.

Su madre lo sabía.

Y hasta que Mina no acabó seriamente herida en el hospital,

Ninguno de los dos se planteó sacarla de aquel lugar.

[...]

El día había llegado y la clase A se encontraba en el autocar de camino a la acampada. Les acompañaban dos profesores, uno de ellos el de gimnasia, lo cual era muy mala señal. Seguro que tendría preparadas un montón de actividades intensas para ellos. Si lo hubieran sabido, no se hubieran ni molestado en ganar el torneo.

Jungkook se encontraba sentado al final del autocar junto a Jimin. Ambos compartían un auricular con su música favorita sonando. Su pareja iba a ser Taehyung, pero lo había dejado plantado para sentarse con Mina. La verdad es que desde el incidente del sábado apenas habían hablado y estaban un poco distantes. Taehyung estaba muy decepcionado con él, y él lo sabía.

Taehyung se giró en su asiento – que estaba precisamente delante del de Jungkook – y le enseñó una foto a Jimin. Al verla, rió.

— ¿Se ha dormido? — susurró después de que V le hiciera un gesto para que fuera silencioso —. Es demasiado adorable.

Jungkook, como el chico curioso que era decidió ojear la pantalla del móvil de su amigo. V le había sacado una foto a Mina, la cual estaba durmiendo plácidamente. La escena le provocó ternura al joven.

— ¿Cómo puede estar durmiendo a estas horas? — preguntó Jin con una sonrisa. Él iba sentado con Namjoon —. Suga, me parece que te supera.

— Dejémoslo en empate — susurró esta vez J-Hope —. Suga también está dormido.

Los presentes rieron con cuidado de no despertarlos y después empezaron a contar alguna de sus anécdotas.

En ese momento V y Jungkook hicieron contacto visual, ellos sabían por qué Mina estaba tan cansada.

— Hyung, te prometo que me disculparé.

— Eso espero. 

Número uno. │J. Jungkook│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora