¡Feliz viernes!
Les traigo la última entrega del spin off de los Killjoys originales.
Espero que les haya gustado saber la perspectiva de otros personajes que no tuvieron una gran voz en la historia principal. Amé mucho escribirlo, pude demostrar un poco más del inicio de la resistencia y estoy más que satisfecha con el resultado.
Este no será el último spin off que haré, así que espero que se mantengan pendientes de lo que Nolee tiene guardado para ustedes ;)
Capítulo revisado y editado por mi grandiosa Beta: Ren
Sin más que decir, ¡a la lectura!
~~
No recuerdas cómo te sentiste al cargar a tu amigo lejos de ese pueblo. Sólo recuerdas la sensación de su cuerpo inmóvil en tus brazos, su cabeza recostada sobre tu pecho con sus ojos cerrados, su rostro desnudo sin portar su máscara, porque los asesinos se la llevaron.
La gente de ese pueblo te seguía, caminaba detrás de ti, silente.
Tú los ignorabas.
La mano de Saeko iba agarrada del dobladillo de tu camiseta, casi la ibas arrastrando contigo, sus pies apenas daban un paso tras otro. No te diste la vuelta para ver que expresión había en su tez, si miraba hacia abajo o a ti, o si lloraba.
Una mujer te llamó por tu alias, te volteaste para mirarla.
Ella extendió una sábana en el suelo y le echó un bálsamo con un olor floral.
Unos niños arrojaron flores en la sábana, de las pocas que se encuentran en el desierto.
Acostaste al Pequeño Gigante ahí, Saeko te ayudó a envolverlo.
Una vez él estuvo listo, una anciana les pidió que se dejaran atender las heridas. Ella y otra más se encargaron de lavar el rostro de Volumen, echarle un ungüento y tratar la lesión en su rodilla.
Un hombre lavó tu espalda y luego la suturó, mordiste un trapo roto para soportar el dolor. Luego trató tu rodilla.
Ante la petición de los ancianos, se quedaron esa noche ahí.
No pudiste dormir nada, saliste a caminar fuera de ese humilde hogar. Volumen salió detrás de ti.
No hablaron, ella solo te miró.
Caminaste hacia el lugar donde había ocurrido todo, a la par tuya escuchabas los pasos de la chica. No se habían puesto de acuerdo, ni hablaron del tema, pero en medio de su dolor, era cómo si supieran exactamente qué hacer.
Entraron a los hogares cerca de ahí, preguntaron por un tipo de cicatrices en el rostro.
Tardaron cinco horas en encontrarlo, había pedido una motocicleta a una joven a cambio de un buen número de carbonos. Siguieron el rastro en su vehículo y lo encontraron acampando en medio del desierto, la fogata lo delató.
Sentir la garganta del traidor debajo de tu mano, escuchar el crujido de su tráquea en tu agarre no fue tan satisfactorio como te hubiera gustado. Escucharlo rogar por clemencia y misericordia no te causó, ni lástima, ni ira. Dejaste caer el cuerpo a tus pies, con los ojos inyectados de sangre que sólo le agregaban a una imagen grotesca con todas las cicatrices que tenía.
Una vez cayó al suelo, Saeko comenzó a dispararle.
Una y otra vez en el rostro, en la garganta, en el pecho. El cuerpo saltaba con cada bala y al completar las seis se escuchó el gatillo hacer ruidos falsos.
ESTÁS LEYENDO
Deja este mundo explotar
FantasiaDespués de las Guerras de Helio, cuando la resistencia fue derrotada, cuando Oikawa pensaba que todo estaba ganado, surgieron los Killjoys. Un grupo de jóvenes rebeldes del que orgullosamente formaste parte; es más, a ti y a esos dos los llamaron "L...