Capítulo 19 - TE VUELVO A ENCONTRAR

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Santana miraba fijamente a quien tenía frente a ella. Era difícil lo sabía, no era algo que se pudiera arreglar con facilidad. No sabía si su amor era suficiente, no sabía si ella aunque lo diera todo sería suficiente, para poder volver a hacer brillar esos ojos que desde que los vio por primera vez, la habían capturado. Se había ido, por mucho tiempo se había ido y aunque buscó en otros lugares, no había sido capaz de sentir esa intensidad, ese amor, que sólo ella le podía proporcionar.

Las palabras se agolpaban sin dirección aparente, sin un destino, sin la contundencia que debe tener el poder pedir perdón por el daño causado. Ambas de una o una manera se habían dañado, con rechazos, son orgullos absurdos, con tantas y tan básicas formas de herirse por una cobardía de no aceptar que tarde o temprano, iban a terminar volviendo a estar ahí, frente a frente.

-No me vas a decir nada…-. Pidió tímidamente la morena-.

Brittany, no había logrado cortar esa sensación entre que se esta soñando y se esta despierta. Sintió los golpes en su puerta y por inercia se levantó para abrir, por lo que la imagen que observaba aún se confundía entre sus sueños, y esa realidad que no había hecho más que evadir desde la última vez que la había visto.

Giró levemente su cabeza hacía la derecha, y llevó uno de sus dedos que mordió suavemente. Las palabras de Santana la habían tomado por sorpresa, y no estaba segura de haber entendido bien, no estaba segura de que todo lo que había pedido estuviera justo ahí, a un par de centímetro y con la convicción necesaria para luchar por ella.

-Sé que te he hecho daño, y no pido que te lances a mis brazos con los ojos cerrados, lo único que te pido es una oportunidad…-. Habló nuevamente la latina-.

La rubia seguía sin pronunciar palabra. No eran dudas las que la detenían, no era rencor, no era esa insana capacidad que había desarrollado con el tiempo de mantenerse lejos del amor de su vida. Era temor, el simple pero perjudicial temor de ser herida otra vez, de luchar sola por una relación que nunca se había consumado.

-¿Qué…haces aquí?-. Preguntó-.

Fue como si no hubiera escuchado las palabras antes pronunciados, las promesas que se dejaban entrever en tan simples frases, pero dichas con todo el corazón, con todo el amor que poseía esa latina.

-Estoy aquí…por ti-. Repitió con miedo-.

Santana podía comprender la situación, desde que eran niñas no había bastado más que una mirada para saber que sentía la otra y hoy no era una excepción, no lo era y no lo sería nunca. Quería tener la palabra justa, quería saber que hacer para volver a tener su confianza, deseaba con todas sus fuerzas el poder hacer las cosas bien.

-Yo…-.

-Entra-. Interrumpió Brittany-. Prepararé chocolate caliente-.

Fue la primera sonrisa que la rubia le había dado en mucho tiempo, fue tímida, pequeña, casi imperceptible, pero ahí estaba.

Santana hiso un gesto agradeciendo la invitación y dio los pasos necesarios para entrar a la casa en dónde tantos recuerdos tenía.

Se ubicó en una de las sillas que quedaba justo al frente de la cocina dónde Britt ponía a hervir agua. Froto sus manos con el fin de ahuyentar los nervios y aquellos vestigios del frío que se lograron alojar en su cuerpo durante los largos minutos que permaneció afuera. Porque si bien aún quedaba la brisa tibia de los últimos días de verano, a esas horas de la mañana no se sentía.

La rubia espero hasta oír el ruido que avisaba que el agua ya estaba en su punto. Acercó dos tasas en dónde preparo el chocolate, buscó algunos panecillos y los puso en la mesa. Todo en completo silencio, en un contemplativo y estorboso silencio.

Sanando El CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora