Dos

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Les confesaré algo; no han sido sólo cuatro veces, han sido varias las veces en que el amor me golpeó. Y ahora les contaré la segunda vez.

Iba en tercer año y un chico nuevo había llegado a la escuela, sólo que el iba en quinto grado. Recuerdo que toda la escuela moría por él, porque era jodidamente atractivo. Se hizo popular más rápido de lo que la luz tarda en llegar a todos los rincones de una habitación cuando prendías en una lámpara. Incluso las chicas de años más avanzados se lucían con él, ya que él era... Era demasiado lindo.

No puedo expresar su belleza, porque a la fecha sigo viéndolo. Fácil es uno de los chicos más atractivos que he visto nunca. 

¿Pero han escuchado aquello de que todo lo bonito muchas veces puede estar podrido por dentro? Yo en ese entonces no lo había hecho, y por eso mismo salí lastimado.

Recuerdo que cuando lo veía, mi corazón latía demasiado fuerte. Me ponía rojo y empezaba a sudar frío. Cuando lo veía venir, yo siempre tuve que evadirlo, ya que pasar por el mismo pasillo que él era una tortura. Fuera de cualquier broma, muchas veces sentía que me desmayaría.

Es importante que no se olviden de él, ya que fue uno de los chicos que más me lastimó, y en un futuro volveré a mencionarlo. No estuve enamorado de él sólo un año o unos meses, lo estuve por cerca de cinco o seis años, y hasta la fecha, me sigue doliendo cuando lo recuerdo.

Aquel que dijo que los grandes amores nunca se olvidan fue un genio, y tenía toda la razón del mundo.

Este chico en concreto -al que le llamaremos Mark- no me lastimó sólo una vez, de hecho. Él me lastimó los cinco o seis años que yo como tonto me perdí en él. 

Recuerdo que tenía los ojos más lindos y profundos que había visto nunca, podía pasarme todo la hora de comida viéndolo sin cansarme. Perdido en aquellas pestañas largas, esa sonrisa que podía dejar helada a media escuela. 

Yo moría por él.

¿Por qué los chicos más lindos son los más peligrosos? Son los que te pueden lastimar más, los que rompen corazones sin preocuparse. Él era el ejemplo perfecto de un rompecorazones, un chico que jugaba con los corazones de las chicas y luego los estrujaba con tal fuerza que simplemente no lo volvías a intentar. Parecía divertirse haciéndolo.

Y un día, yo caí en el juego también.

— Hey, Hoseok —Era salida, y yo ya me iba a casa, pero su voz -la cual nunca había dicho mi nombre- me llamó. Sólo imaginen mi cara. Sólo imaginen lo fuerte que mi corazón empezó a latir, lo estúpido que me puse.

Yo volteé, seguro de que sería una ilusión. Pero no, él estaba ahí, mirándome a mí, caminando hacia mí.

Yo empecé a temblar. Recuerdo que cometí la estupidez de mirar a los lados, luego me apunté, preguntándole con la mirada si se refería a mí.

— Sí, te hablaba a ti —Me sonrió. Yo en ese momento dejé de existir.— Iremos a los bolos el viernes de la próxima semana, quería saber si acaso querrías ir. Pídele permiso a tus padres —No caí en cuenta de que irían puros chicos de quinto, yo era el único de tercero. El niño.

No pude responderle, él se rió.

— ¿Qué tienes? —dijo.

Yo negué.

— ¿No quieres ir?

Yo volví a negar.

— Bien. Está bien, no te preocupes.

Sí, yo le negué. Me daba vergüenza ir, especialmente porque me gustaba, y yo no tenía la suficiente autoestima como para presentarme en los bolos. Para relacionarme con los de quinto, yo no podía.

Él se alejó. Me dejó solo, y ahí me fui a casa.

Ahí no me rompió el corazón. Lo peor todavía no venía.

Todo comenzó un día por la tarde, ya casi a finales del día. Yo iba caminando por el pasillo que daba a la cafetería, entonces su bola de amigos -chicos y chicas- paró frente a mí.

— Es el chico feo y gordo que le dijo que no a Mark, ¿no? —había dicho una chica*, que se llamaba igual a mí. Ella y Mark empezaban a tener algo, o al menos toda la escuela así lo pensaba.

*La chica no se llamaba como Hoseok, obviamente, se llamaba como yo, pero en este caso es Hoseok quien cuenta la historia, so... ya saben.

Yo no era gordo, pero ese comentario me hizo tan inseguro, al punto de alejar la mirada cuando me veía en un espejo.

Los demás empezaron a reír, mientras pasaban de largo, dándome miradas.

— Que bueno que no fue. Mark dice que es un idiota. —Yo no los volteé a ver, pero quien había dicho eso era un chico.

Yo recuerdo que lo único que pude hacer fue correr, alejándome de ellos. Me desvié de la cafetería y corrí a los baños. Me encerré en uno y empecé a llorar. Recuerdo que puse mi mano en la boca para que no se escuchara algo.

¿Qué había hecho yo para que inventaran esas cosas sobre mí? ¿Por qué me odiaban tanto?

Yo no lo sabía. Sólo lloré y lloré. Habían jugado con algo muy delicado, me habían hecho inseguro sobre mi físico. Me habían hecho tener el autoestima más abajo.

Recuerdo que salí del baño y busqué la manera de que  no se viera rastro de que había llorado. Me daba pena ser visto así. Entré a mi salón e hice como si nada hubiera sucedido.

Esa fue la segunda ve que un chico me lastimó, porque lo que la chica había dicho era verdad. Mark se había burlado de mí, inventando cosas. Yo sólo le había negado una invitación, y ni siquiera por él, lo había hecho por mí.

Pero eso no fue lo peor, lo peor es que yo, después de unos años, volví a caer en él. Lo peor es que seguí enamorado de él.

Porque los sentimientos no los puedes borrar. No dependen de ti.

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Las historias se ven demasiado falsas, tal vez, pero trato de hacerlas lo más adaptables a una historia fanfic posible. Porque de verdad sucedió.

No sé como es que quieran que las escriba, díganme.


pied piper




A todos los chicos que me rompieron el corazón |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora