Miedo.

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En medio de la habitación yace un cuerpo, sobre la mullida alfombra, cuidadosamente acomodado, dormido.

El recinto es de lo más acogedor, con todas las comodidades que una persona podría desear para pasar una agradable noche; contaba así con: una cama con tendidos de seda, una mesita de noche, un modesto comedor individual con una humeante cena, un escritorio con una silla en la cual no repararon en gastos, etc.

A simple vista el paraíso no tenia falencias, pero cualquiera con el menor sentido común desarrollado, notaria algo preocupante, y eso es el hecho de que no habían puertas.

El hombre comienza a levantarse, un semblante neutro con aires de incertidumbre, mira de lado a lado sin enfocarse en nada; poniéndose de pie y estando más despierto, su mirada se clava en la única luz del cuarto: una lampara en el escritorio, de la cual se desprende un tenue brillo amarillento que acaricia la superficie de los objetos que intercepta, formando patrones de sombra por las paredes de la habitación. Al acercarse ve un diario con tapas en terciopelo negro, lo toma y abre, para darse cuenta de que se haya en blanco. Una mueca se dibuja en la cara hombre.

─¿Este es el infierno? —dice el hombre a la nada y añade—: Lo esperaba menos acogedor.

Este enigmático personaje se llama Ricardo y hace tan sólo unas horas... cometió suicidio.

─Si no estoy muerto ¿qué me pasó? ─El diario se abre en la primera pagina y comienza a pintarse con tinta, escribiendo «Capitulo 1: Ricardo recuerda»─. ¿Que carajo? ¿recordar qué?

Un fuerte mareo llena a Ricardo y lo obliga a reposar su fatigado cuerpo, en lo que sería el lecho más cómodo sobre el que había dormido... Los sentimientos lo llenaron y se desbordaron en un llanto silencioso, pero sumamente doloroso. Abrazando el diario, deja que su mente divague en los recuerdos...


La vida no le sonríe a todos y lastimosamente este mundo pintado de rosa, solo hace que quienes sufren el lado oscuro de la sociedad, sean señalados por sus pares... ¿vale la pena seguir en un mundo tan hipócrita?

Ricardo hizo todo lo que la sociedad le propuso para «vivir» bien, mas pronto se dio cuenta de la cruda realidad. Después de tener un empleo que le permite vivir en un apartamento espacioso y con todos los muebles que la publicidad le vendió de forma descarada, a pesar de no necesitarlos; encontró así que su vida sólo estaba desperdiciándose de forma inútil, por ello cometió un error casi fatal... Consiguió una novia, la cual lo exploto cual mina, y lo dejo cuando las deudas lo estrangularon.

Pero podía empeorar. La mayor parte de su infancia fue abusado por un maestro, su padre era sumamente machista y lo maltrataba psicológicamente...

─ Así que un día decidí finalizar con aquel menor infierno, que no se compara con el que sufren quienes se encuentran en medio de un conflicto armado, quienes son azotados por el hambre o quienes sufren ambas (cómo en África)... Pero no recuerdo como cegué mi vida. 

SuspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora