Luz al final del túnel

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«Escapar» un verbo que Ricardo admiró siempre... Incluso llegó a pensar que con su suicidio lograría escapar. Una vil ilusión, pues realmente nunca intentó escapar, se dejó llevar, cómo las voces le señalaron.

─¿Escapar? ¿a donde?

─Tú decides, esta es tu vida.

─¿Qué es mi vida?

─Nada ─la voz se alejaba poco a poco─.

─¡¿Qué eres?! ─gritó desesperadamente Ricardo a la oscuridad envolvente─.

─Nada, solo una invención tuya, no más que eso.

Ricardo sintió como si esa última frase la hubiera dicho con una sonrisa (donde fuese que se encontraba el rostro de la voz).

─Supongo que el resto depende de mi...

Se puso de pie y a se dirigió a donde pensó que se encontraba la pared más cercana.

─Siempre esperé a que las cosas funcionaran por si solas─levanta la mesita de noche con toda su fuerza─. Pero se acabó la espera... ¡Ya es hora de acabar con esto! ─Lanza el mueble de tal forma que rompe el muro y del agujero sale un chorro de luz─.

─Ja, ja, ja, ja, tan simple como querer hacerlo.

Con sus manos abre el hueco para poder pasar, tan pronto el orificio es lo suficientemente grande, se zambulle en la apertura. A lo lejos se ve una luz, como una salida de un túnel.

Corre, tan rápido como puede, Ricardo usa sus piernas para emprender un carrera digna de la envidia de un atleta.

─Ya no me voy a echar a tras, nunca más... mi camino lo decidiré yo ¡y a quien se interponga le partiré la cabeza!

Lagrimas de alegría brotan cual manantial de lo profundo de Ricardo...

─Seré dueño de mi mismo, no importa nada más ahora tengo todo por delante, al fin podré vivir.

Corre más rápido aun.

La luz lo envuelve por completo...


─¡Despejen! ─el paramédico descarga el desfibrilador sobre el pecho de un hombre─. Está luchando, no podemos dejar que se nos vaya.

─Ramírez ¿escuchó eso?

Los dos paramédicos se quedan en silencio... se escucha algo, un leve sonido apenas audible... se escucha un suspiro.


SuspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora