Capitulo 3: Inercia.

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12:00 p.m. Y no podía dormir, mi mente vagaba una y otra vez hacia el recuerdo de sus ojos sobre mí. No había dudas sobre lo nerviosa que me ponía cerca de él, incluso ahora después del par de años que pasaron. Pero a él sí que le habían favorecido. Luke se había puesto aún más guapo de lo que podría describir, mis ojos y corazón eran testigos de eso.

Para mi fortuna, esa noche el auto de ellos dobló en la esquina, mientras que el nuestro continuo  derecho después de que el semáforo diera el verde de manera casi inmediata. Cualquiera diría que la suerte estaba de mi lado, pero yo sabía que un semáforo rápido no era suficiente para clasificarlo como "suerte" pues aun tendría que seguir yendo a su casa.

Fue una noche larga, pero después de varios intentos y mil rodadas por el colchón, logre conciliar el sueño cerca de las 4 a.m. Por alguna extraña razón, mis padres me habían dejado dormir hasta tarde y probablemente lo habría seguido haciendo de no haber sido que sus gritos y peleas me despertaron alrededor de la 01:00 p.m.

― Genial, otra vez. ¿Qué no pueden pelear en silencio? ―pensé mientras me levantaba de la cama y maldecía una vez tras otra.

Ni si quiera recordaba desde cuando exactamente, pero mis padres ya llevaban varios meses peleando y parecían cada vez entenderse menos, probablemente el siguiente paso en su matrimonio estaba más cerca que nada; el divorcio.

Estoy a favor del divorcio y realmente me gustaría verlos felices a ambos, es solo que como es natural los hijos que sufren esas cuestiones legales con sus padres, para mí tampoco era tan fácil dejar ir la imagen mental que tenía de nosotros cuando éramos una familia feliz y lo orgullosa que me sentía de mis padres por ser un buen matrimonio. Supongo que es cierto lo que dicen por ahí: "Nada es para siempre", y de corazón los comprendo a ambos.

De forma que el tono de voz de mis padres aumentó, yo decidí huir de todas aquellas discusiones. Tomé del armario mi camisa de mezclilla favorita, unos jeans blancos y mis converse negros, peine mi castaña cabellera en una alta coleta y me dispuse a salir de mi habitación hacia las escaleras que llevaban al living. Busque de donde provenían sus voces y aproveché que estaban en la cocina para salir huyendo de mi casa.

Para ser la 1 p.m. el día parecía bastante tranquilo (ahí afuera). Nublado otra vez para empezar y yo caminaba sin rumbo fijo. De verdad no tenía a donde ir ni en donde refugiarme y mucho menos a alguien con quien recurrir en situaciones como esta. Estaba sola, esa era la verdad y tenía que aceptarlo tarde o temprano. Habían tiempos en los que me gustaba estar sola, sin embargo ahora acepto que me gustaría tener una persona con la que pudiera halar ahora, pero supongo que la soledad es así; con sus puntos buenos y malos.

De pronto recordé aquel viejo parque de juegos en el que solía ir constantemente hace algunos años, sin pensarlo dos veces corrí hasta él pues no quedaba lejos.

En cuanto llegué, una oleada de aire me recibió golpeándome el rostro con gentileza y poniéndome los bellos de punta. Grandes recuerdos tenía de este parque de juegos, hermosos en su gran mayoría. Caminé con sigilo al redor de los viejos y abandonados juegos hasta que visualicé los columpios que tanto me gustaban, entonces prácticamente corrí a sentarme en uno de ellos, adorando mi niñez y los años que recién habían pasado. Me columpié un par de veces mientras miraba el gris cielo y el viento jugaba con mi cabello, sin pensar en nada más que en el agradable momento que estaba pasando. Coloqué un auricular sobre mi oreja y reproduje el playlist de mi Iphone. Lana del Rey me acompañaría en esa pequeña estancia en el parque de juegos.

Mis manos jugaron con la cadena del columpio, luego recorriendo el tubo de metal que sostenía a los tres columpios, mi exploración táctil se vio interrumpida por unos pequeños bordes de pintura levantada que atrajeron mi mirada y entonces lo vi: "M&L", encerrados en un corazón. Esta vez no sentí nervios, ni desesperación, ni nada parecido a lo que había sentido el día anterior cuando estuve en su casa. No. Esta vez me quedé contemplando con detalle aquellas letras, como si fueran un enigma que necesitaba descifrar.

Era bastante raro en mi que siguiera pensando en él como lo hacía, a pesar del daño que me había hecho. Hubo una temporada en la que incluso tenía pesadillas con las risas de todos aquellos idiotas que tenía como amigos en aquel campamento. De hecho, cuando me pongo bastante mal, los escucho reírse de mi como la vez que ellos descubrieron todo.

Luke Hemmings estaba invadiendo de nuevo mi mente, mi corazón y mi vida.

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Espero que les este gustando mi escritura y que se enamoren de ella como yo lo estoy haciendo. Agradecería muchisimo el tener lectores que salieron del "anonimato", es decir, que no sean lectores fantasmas y me hicieran saber sus opiniones sobre la novela. De verdad lo agradecería.

Sin más, me despido.
Besos, abrazos y saludos.

Viridiana C.

La física del romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora