1

1K 73 18
                                    


—Yo me prometí que no pasaría, Y al final de cuentas me voy llorando... Te vas sin decirme nada y con tus mentiras me estas matando, Un beso de despedida estoy esperando...

Cantó el castaño entre lágrimas, la canción que había escrito pensando en Richard.

—No hay nada más difícil que la vida sin ti, muriendo por tenerte y no poderte encontrar. —Sus dedos se deslizaban con agilidad por las cuerdas de la guitarra dejando escapar la melodía —
No hay nada más difícil que la vida sin ti fingiendo que no duele sin poderte olvidar. Porque me dejaste llorando sólo, porque me dejaste llorando sólo, por tus besos yo me quede esperando si te los llevaste pues ya ni modo...

Cada palabra era equivalente a mil agujas en su corazón.


—Ah, a-ah ¡Dios! —Gimió el castaño cuando Richard se descargó completamente dentro de el.

—Te amo bebé —Confesó el moreno besando sus labios.

—¿Me amas? ¿De verdad?

—De verdad —afirmó volviendo a besar sus labios.

El ojimiel sonrió y beso sus labios en respuesta.

—También te amo —Dijo volviendo a subir encima del moreno. 


Esa había sido la primera vez que le había dicho que lo amaba, la primera de demasiadas.

Y aunque después se lo decía muy a menudo, nunca olvidaría ese momento.

Innumerables lágrimas corrían por sus mejillas.

Lágrimas que simbolizaban una mezcla de sentimientos dentro de el en estos momentos.

Tristeza, vacío, ira, soledad, pero principalmente amor. Después de todo seguía sintiendo amor.

¿Ya puedo abrir los ojos? —Preguntó el ojimiel sonriendo.

No podía evitar hacerlo, no sonreír en compañía de Richard era completamente imposible.

—Espera... Ya puedes abrirlos —Dijo el moreno parándose detrás de el.

Al abrir los ojos lo que se encontraba delante de el hizo que sus ojos se aguaran instantáneamente.

Se encontraban en el jardín de una cabaña en... ¿Un bosque?

En el centro había una pequeña cama, rodeada de pétalos, velas, y luces colgando.

En la cama había un ramo de  rosas, una botella de vino y unas copas.
Un poco más al costado una pequeña mesa con sushi y postres.

Todo era demasiado perfecto.

Volteó hacia Richard aún sin poder creerlo.

—Todo esto...

—Es para ti. —Dijo el moreno agarrándolo de la cintura y uniendo sus labios.

El castaño sólo escondió su rostro en el cuello de Richard.

—Nunca nadie había hecho tanto por mi. —Confesó volviendo a mirarlo.

—Entonces me alegra ser el primero —Sonrió el moreno guiándolo a la cama y, comenzando a besar sus labios para seguir un camino por su cuello.

—Te amo mucho bebé.

—También te amo —respondio el ojimiel buscando sus labios con desesperación.

La Vida Sin Ti ||Oreo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora