[NARRADOR]
–Conque a esto se refieren al decir "Una nueva era"... muy bien, se nota que has puesto empeño en el trabajo–.
Bullet sonrió mientras tomaba uno de los pequeños frascos con líquido violeta, la mezcla heterogénea, bien podría ser un arma que cambiaría el rumbo de la guerra contra los Lenix.
Se giró en seguida al escuchar a un Lenix rugir. Solo eso bastó para que la sonrisa de Bullet se ensanchara.
Los barrotes, suelo y paredes eran de un blanco demasiado opaco... añadiéndole a eso que la luz no era suficiente para alumbrar por completo el sitio. Los seres que se encontraban en aquellas jaulas, eran especies escalofriantes; algunos tenían el tamaño de un niño de siete años, mientras que otros eran casi de tres metros de altura.
—Usted ha invertido, demasiado tiempo y dinero en estas investigaciones, sería descortés no brindarle buenos resultados–.
Hablo un hombre con voz gruesa y profunda. Sobresalía de entre los demás por su altura y por su ropa; una bata de impecable color blanco, pantalón y camisa color negro. Sin añadir algo mas a la conversación se acercó a Bullet con una pequeña sonrisa en sus labios.
En la sala había demasiadas personas, todas ellas realizando diversas actividades; desde revisar las pilas de papeles que otros miembros llevaban, hasta el llevar pequeños frascos con sustancias y otras cosas que al parecer tenían vida.
No solo deseaba esto fuera un desastre sino que también necesitaba que todo saliera conforme al plan. No hay cabida para un error y mucho menos teniendo en juego la cabeza de Anyel Aristeo, esto era una oportunidad que había cosechado a lo largo de los últimos ocho largos años.
El hombre de voz profunda se unió a Bullet y con una calma sorprendente caminaron juntos hasta el otro lado del gran laboratorio, dejando atrás a las personas con pilas de papeles, con los sorprendentes hologramas en donde se vigilaban los Lenix. El recorrido era corto, aunque poco a poco el entorno fue cambiando; las paredes se tornaron de color gris, el suelo era de un pulcro color negro brillante.
El hombre se adelanto y con calma abrió la puerta que estaba frente a ambos, por un momento el brillo cegó sus ojos, su sonrisa se ensancho cuando pudo acostumbrarse. Grandes pantallas con hologramas, las cuales mostraban partes de Lenix y humanos, información que no todos podían obtener.
–¡Podremos comenzar con los experimentos de injerto!–.
Hablo uno de los científicos a cargo, dirigiéndose al General de los Halcone y al otro hombre en tanto su expresión cambiaba a una de total y plena alegría. Bullet frunció el ceño y sin quitarle la mirada de encima a los contenedores dijo en una voz gélida.
–Ya te dije que eso no va a ocurrir, la raza tiene que mantenerse pura y si tú o alguna de tus ratas de laboratorio llega a contaminarlos te matare y te daré de comer a los Lenix... será una muerte lenta eso te lo aseguro. Por ahora sigan con lo planeado y no trates de improvisar–.
Sin más el General salió de aquel laboratorio. La próxima parada era en Japón, en donde la siguiente fase del plan tendría cabida.
Esa niña, sabría a lo que se enfrentaría, Anyel Aristeo no seria mas un lastre en sus planes... ella y su grupo de bastados perdedores morirían a las garras de los monstruos enviados por él.
El éxito viene de hacer lo que los demás no pueden o no desean hacer... es matar antes de que te maten.
General Bullet.
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Gold Dark
Science FictionTodos necesitamos un momento de oscuridad, para saber que es lo que realmente brilla en nuestra vida. Su piel poco a poco se fue convirtiendo en miles de hileras de escamas de un negro brillante como la noche, en los costados tomaron un tono dorado...