*PoV. Edrik*
Listo, estoy aquí.
Mis manos temblaban mientras apretaban la carta de aceptación contra mi pecho.
El edificio de color negro se erguia como un mostruo de la arquitectura moderna; solo tenía que presentar los papeles y después ir a la oficina para que se me presentara a un compañero/a. Trate de calmar mis nervios, tenía solo una oportunidad para imprecionarlos, no suelen contratar novatos a menos que sean de élite o tengan una carta de recomendación que acredite que estoy a un nivel sobresaliente.
—Buenos dias vengo a...
—Buenos días, bienvenido a las instalaciones administrativas de U.S.E.A si viene a entregar papelería favor de dirigirse a la oficina principal en el piso 115.
—¿No me van a revisar o algo por el estilo?.
La joven secretaria apenas y levantó la mirada.
—Los censores lo escanean justo cuando entra en busca de armas, sustancias o intercomunicadores, tenemos un gran sistema de seguridad señor.
Me despedí con un cordial gracias y sin mas me adentre en el elevador. No bromenaban cuando alardeaban sobre la seguridad, en la academia sólo se podian escuchar rumores de los que eran aceptados en el área administrativa, pero si eras de los pocos que se embarcaban en la aventura del ejército, todo era distinto; su mirada, su forma de caminar, hasta de hablar. Eran tratados como dioses. Y yo deseaba ser uno de esos dioses del caos.
Las puetas del elevador se abrieron y dejaron ver una sola puerta.
—¿Que desea? No damos caridad–. No tuve tiempo tan siquiera de procesarlo, ya que solo habían pasado pocos segundos de que abrí la puerta de la oficina.
Seguro que tenía una cara era de sorpresa, . Aunque aún no sabía que era lo que me causaba más asombro, la manera brusca con la que me habían recibido la persona que tenía enfrente.
—Vengo a entregarle mis papeles a su superior–.
Forcé mi voz en un intento de llamar su atención, la joven sentada detrás del escritorio levantó la vista de unos papeles y levantó una ceja impaciente.
Pase saliva para calmarme pero no funcionó. Extendí mi mano y aún dudoso le di mis documentos.
¿Es normal que me sienta como si estuviera desnudo?
—¿Edrik Broker? Es un nombre extraño, y además no te ves de la edad que aquí se describe. Esta bien yo te daré el recorrido ya que estamos justo de personal esta mañana–.
—¿Justos de personal? Pero si tiene 115 pisos, debe de haber unas mil personas trabajando aquí.
— Corrección, son dos mil quinientas setenta y cuatro, pero solo son administrativos, de recursos humanos o de alguna otra cosa de esas, me refiero a que no hay personal capacitado para... bueno capacitarte, ahora.
La chica se levantó de su escritorio y camino hacia la puerta sin darme una mirada o una indicación más. Salí corriendo y tropecé con ella en el pasillo, ya que al parecer me estaba esperando.
—Lo siento jovencita–.
Ella se giró casi como si un demonio la estuviera poseyendo. El entornó se volvió mucho más pesado que antes, asfixiante y caluroso.
—¿Que le has hecho al jefe?–.
La voz de un chico retumbó a mis espaldas; vestía de con un traje negro y corbata como el que yo usaba, sin embargo, era fácil suponer que el traje de él era mucho más caro que el mío; mientras que la pequeña mujercita llevaba un atuendo poco convencional para estar en la oficina; pantalón de mezclilla, tenís, sudadera más grande de lo habitual para un niña tan delicada como ella.
El ambiente se aligeró mientras la chica suspiraba.
—Yo aún no conozco al jefe–.
—Anda pequeño novato, no tengo todo el día, necesito poner orden entre mis hombres y después tengo que entrenarte, será difícil convertirte en nivel uno en dos semanas. Antes de nuestro entrenamiento de campo–.
La chica me miró con diversión para después sonreírme fugazmente.
—¿Tu eres mi compañera? ¿Una niña? ¿Cuantos años tienes? Se supone que tengo que estar al mismo nivel que mi compañero... pero no pienso entrenar con alguien como tú–.
Antes de que pudiera seguir hablando mi cuerpo fue azotado contra el frío piso. La mano de la chica estaba sobre mi cabeza, aplastándolo mi rostro contra el suelo, en tanto su otra mano mantenía prisionero a mi brazo, la rodilla de la chica estaba sobre mi espalda presionando mi mano derecha .
¿Como diablos llegue al suelo?
—¡Quítate antes de que te acuse con el superior, debería de darte vergüenza. Eres una niña de que.. ¿Quince años? Carajo quítate!–.
Grite fuerte mientras me movía de un lado a otro, pero su agarre no sedio de ninguna manera, me tenía en una posición demasiado dolorosa.
—Eso es para que se dé cuenta que no se juega con un Demonio Nivel cero, novato–.
Se acercó el chico de traje y me dijo en voz gélida, dejé de moverme. Esa pequeña señorita arpia era uno de los pocos miembros de un alto rango, si no que era miembro de la élite, de lo mejor de lo mejor... y yo era tan solo un chico de nivel diez.
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Gold Dark
Science FictionTodos necesitamos un momento de oscuridad, para saber que es lo que realmente brilla en nuestra vida. Su piel poco a poco se fue convirtiendo en miles de hileras de escamas de un negro brillante como la noche, en los costados tomaron un tono dorado...