2

277 53 4
                                    


SeHun Y ChanYeol llegaron al Black Rose una hora antes del concierto. Tuvieron que hacer fila para entrar, pero no les importó. Estaban tan emocionados por ver a su cantante de rock favorito, que ni siquiera sintieron cuán lento pasaba el tiempo. Quizá, SeHun estaba un poco más alterado. El alfa suponía que era debido a la descarga de adrenalina que sufría cada vez que pensaba en ver a JongDae cantando frente a él. Su lobo era fan del artista también, porque gimoteaba sin parar en su interior.

Cuando las puertas se abrieron. Los chicos fueron revisados por los miembros de seguridad del lugar, sus boletos fueron escaneados y pronto se unieron a la multitud que se arremolinaba frente al escenario. Por primera vez en su corta vida, SeHun agradeció su altura, pues podría ver el concierto sin que nadie estorbara.

—¡Amigo, faltan solo quince minutos! —ChanYeol, que estaba al lado del rubio, sonreía emocionado, mirando hacia todas partes. Para un lobo joven como él, los lugares concurridos, llenos de luces, eran bastante estimulantes.

El lobo de SeHun aulló. Con cada minuto que pasaba, parecía caer más profundo en la desesperación. Había algo en el aire, el chico lo percibió en el momento en el que puso un pie dentro del club. Aunque no podía definir exactamente qué era, sabía que estaba volviéndolo loco. De nuevo, se lo atribuyó a la emoción y no pensó mucho en ello.

  

 Ω    Ω   Ω   Ω


En el camerino, JongDae caminaba nervioso de un lado a otro. Su estilista y su maquillista se habían marchado hacía unos minutos. El cantante se veía espectacular, tal y como había pedido cuando él y su equipo llegaron al club. Vestía unos ajustados pantalones negros de cuero, una camisa roja, de tela ligera, abierta hasta la mitad de su pecho, el cual estaba adornado con un par de collares de plata, que combinaban a la perfección con los aros colgando de sus pezones. Su cabello, usualmente alborotado, estaba humedecido y peinado hacia atrás. Llevaba los ojos delineados y un poco de brillo en los labios. Quería que su último concierto fuera memorable para sus fans. Aunque todavía tenía la esperanza de hallar a su alfa, esa pequeña luz en su interior comenzaba a apagarse. Faltaban cinco minutos para que el concierto iniciara, su corazón latía con fuerza, su lobo estaba tenso, como si estuviera preparándose para atacar. Se miró al espejo una última vez, como si quisiera despedirse de sí mismo, y salió del camerino.

  

Ω    Ω    Ω   Ω 


Las luces se apagaron. La multitud se ahogó en gritos, balanceando los brazos en el aire, llamando a su ídolo con la garganta y el corazón. La guitarra eléctrica liberó los primeros acordes de la canción favorita de SeHun. Su lobo volvió a aullar, completamente enloquecido. Por un momento, el rubio pensó que caería desmayado, porque las sensaciones animales en su interior eran demasiado intensas. Un sentimiento completamente nuevo, comenzó a asfixiarlo. ¿Qué podía hacer? ChanYeol gritaba emocionado a su lado, absorto en las luces y la música, la gente se apretaba contra él No quería transformarse ahí, en medio de tantos humanos. Aquella experiencia feliz, podía volverse una tragedia. El muchacho estaba seguro de que no podía controlarlo por mucho tiempo más. Comenzó a abrirse paso entre la multitud arrebatada.

En ese momento, la voz de JongDae se escuchó en todo el recinto. Las luces se encendieron y el artista apareció en medio del escenario, acariciando el micrófono con sus manos y su canción. SeHun se detuvo en el acto. Su lobo pareció caer bajo algún hechizo, porque lo sintió pulsando en su interior, al mismo ritmo que su corazón. Percibió un aroma tan endemoniadamente hermoso, que toda su sangre pareció hervir. El chico dio media vuelta para admirar al hombre que interpretaba la melodía con pasión.

Mi Alfa    Where stories live. Discover now