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—Tu papá está histérico —fue lo primero que ChanYeol le dijo a su mejor amigo, cuando éste abrió la puerta de su habitación para dejarlo entrar—. Me pidió que le dijera todo lo que sabía. Y, amigo, ¡yo no sé nada!

—Sí, sí, lo sé —SeHun lo empujó dentro de la habitación y cerró la puerta con llave de nuevo—. Pasó algo en el concierto y no sé qué hacer.

El rostro acongojado de SeHun, y el nervioso lenguaje corporal, le hicieron saber a ChanYeol que algo realmente grave estaba pasando.

—Bueno, escúpelo —exigió, en un tono más tranquilo, mientras se sentaba en la orilla de la cama.

SeHun comenzó a caminar en círculos a lo largo de su habitación. Con cada detalle que salía de sus labios, la expresión en el rostro de ChanYeol se descomponía un poco más.

—¡¿Estás bromeando?! ¡¿JongDae es tu pareja destinada?!

—¡Shh! —SeHun cubrió la boca de su amigo con la mano—. Mis padres te pueden escuchar... Te lo estoy diciendo, lo siento en los huesos—el rubio liberó a ChanYeol y se sentó junto a él en la cama—. ¿Qué se supone que debo hacer ahora?

El alfa pelinegro observó a su mejor amigo, mientras mordisqueaba sus delgados labios. SeHun sólo hacía eso cuando estaba extremadamente nervioso, ChanYeol lo sabía muy bien.

—Amigo, encontrar a tu pareja destinada es algo serio. Debes decírselo a tus padres —ChanYeol puso una mano en el hombro del otro, como un gesto de confort.

—Van a matarme... —SeHun suspiró y se dejó caer hacia atrás, sobre el colchón—. Sabes que les molesta que me relacione mucho con nuestro lado animal. Ellos ni siquiera son una pareja destinada.

—Sí, sí, pero, por mucho que les moleste, no hay nada que puedan hacer. Mi papá dice que el instinto de nuestros lobos siempre se levanta por sobre el humano, sin importar cuánto intentemos controlarlo. Ellos deben saber esto. Ya tuviste contacto con JongDae, si no lo reclamas pronto, su unión inconclusa terminará matándolos. Eso lo sé bien. No creo que tus padres quieran que mueras.

ChanYeol podía ser un alfa inmaduro y tonto la mayor parte del tiempo, pero cuando se trataba de asuntos serios, no había nadie en quien SeHun confiara más.

—Está bien... —el rubio suspiró de nuevo—. Le prometí a JongDae que lo llamaría mañana. Creo que él podría venir aquí y hablar con ellos también, así les será más difícil negarse.

—¡Genial! Mañana traeré todos mis discos para que los firme —la sonrisa boba en el rostro de ChanYeol, hizo que SeHun sonriera también.

—No empieces a molestar, idiota. No quiero que JongDae se incomode. Una vez que arreglemos esto, le pediré que firme todo lo que quieras.

—Amigo, por eso te quiero —el joven alfa se lanzó sobre su amigo y lo envolvió con sus brazos.

—Cállate... Sólo mantente pendiente de tu teléfono mañana. Te llamaré tan pronto como haya terminado.

ChanYeol puso una mano sobre su pecho y juró solemnemente que incluso llevaría su teléfono celular al baño.


 Ω  Ω  Ω  Ω 


JongDae vaciló un poco antes de aceptar la propuesta de SeHun. No había tiempo para ser quisquilloso ahora. Después de una larga búsqueda, por fin había encontrado a su alfa. Aunque, no era precisamente el lobo dominante que esperaba, lo tomaría sin pensar. Había más obstáculos que sortear, pero había una pequeña chispa de fe en su interior, que le decía que todo saldría bien.

Mi Alfa    Where stories live. Discover now