Level 2: "Super Zombie Turba"

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Afuera, la calle estaba desierta, como un domingo. Unos diarios volaban en la esquina frente a Plaza San Martín, y las veredas estaban llenas de vidrio por los locales que habían sido saqueados y prendido fuego. Caminé con las manos en los bolsillos, escuchando Chung-Li de Nicki Minaj, intentando esquivar los escombros con pequeños saltos.

Pasé frente un edificio público y vi que habían unas 50 o 60 personas reunidas en la vereda. Allí eran usuales los piquetes y manifestaciones, así que me llamó la atención que no habían llantas prendidas fuego, ni cortaban la calle. Iba por la vereda del frente, escuchando Beyoncé cantar Don't Hurt Yourself, cuando me ganó la curiosidad. Todos estaban quietos, casi congelados, y pensé que quizás era una intervención teatral. Crucé la calle y le pregunté a un chico qué era eso, pero sus ojos oscuros estaban perdidos en la nada, como un zombie. Agité mi mano frente a su rostro, para ver si pestañeaba, pero nada. Entonces me di cuenta que movían sus labios: susurraban algo: "justicia, justicia".

Volví a ponerme el auricular y caminé entre aquellos cuerpos semirígidos que susurraban bien bajito "justicia". Kendric Lamar cantaba Humble, lo que le daba un tono más tétrico a la situación.

Entonces, cerca de la entrada al edificio, vi que habían tres personas: una señora sostenía una pancarta con una foto de una adolescente -una chica que me hizo acordar a Justina, por el pelo oscuro y ondulado, y la cara con forma de pera-; un hombre tenía otra que decía "QUEREMOS QUE VUELVA A CASA", y un pibe tenía otro con la frase "EL ESTADO ES RESPONSABLE".

Me saqué los auriculares otra vez, un poco avergonzada. No me había dado cuenta de lo importante que era esa manifestación, aunque los métodos me parecían demasiado silenciosos. De hecho, no había ni medios, ni curiosos, ni siquiera la policía se había molestado en aparecer -la calle tampoco estaba cortada-. Pensé que aquella familia y toda esa gente estaba destinada a pasar muchas horas, tardes enteras, días meses, ¡años! en aquella marcha, en aquel reclamo. De repente me sentí agotada y angustiada por ellos. No era justo. Cerca de la entrada vi que había una baldosa rota. La tomé con las dos manos, ya que era bastante grande y pesada, y me acerqué a una de las ventanas del edificio. Nadie me miró. La turba de susurradores se mantenía ordenada sobre la vereda: eran como estatuas que observaban el edificio.

"¡NO ES JUSTOOOOO!" grité con una voz aguda y guerrera, una voz que nunca pensé que podía impostar, mientras mis brazos levantaban el cascote sobre mi cabeza y lo arrojaban con todo el peso de mi cuerpo hacia la ventana. Hubo un crash, una lluvia de vidrios, y después silencio.

Nadie más susurraba. La turba entera ahora me observaba. Sentí que se me enrojecían los cachetes y desde los auriculares de mi cuello Ariana Grande chillaba "Ain't got no tears left to cry, So I'm puckin'it up, pickin'it up, I'm lovin, I'm livin, I'm pickin'it up".

Entonces la señora con la pancarta me habló con una voz monótona, de zombie:

—Esa no es la forma —djio.

Le señalé los auriculares, pensando que estaba criticando a Ariana -era entendible-, pero luego el hombre que estaba a su lado repitió la misma frase:

—Esa no es la forma —dijo.

Y así, uno por uno, todos aquellos pseudo-zombies comenzaron a decirme lo mismo:

—Esa no es la forma —dijeron.

Algunos empezaron a avanzar, con los brazos extendidos hacia adelante, como momias ridículas y lentas hacia mí.

"Listo, me voy a la mierda", pensé, y seguí mi camino hacia la casa de la madre de Justina. 

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⏰ Last updated: Sep 17, 2018 ⏰

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Apocalipsis Lisergic TurbaWhere stories live. Discover now